Ochenta jovenes representaron el juego de la pelota en las Reducciones.

Fueron ochenta jóvenes. Brillantes todos ellos. Niños y niñas, adolescentes de ambos sexos, puberes, acompañados en forma sonante y constante por una entusiasmada asistencia que aplaudia sin parar. Eran las 22:08 minutos del sábado 25 de setiembre de 2010, cuando el hermoso pastizal del costado ubicado hacia el norte del edificio de la Iglesia de San Ignacio era testigo de la repetición por otra generación de la práctica del deporte del "manga". El manga ñembosarai convocó a ignacianos de todos los barrios y compañías, quienes con el entusiasmo a pedir de boca desde tempranas horas llenaron todo el espacio disponible para ser testigos de un acontecimiento único y sensacional.
No fue en vano. Desde las 07:30 hs., los stands de los distintos clubes de la ciudad ofrecían a los visitantes todo el fruto del esfuerzo y del triunfo. La historia de los clubes, estampados en fotografías añosas algunas, en blanco y negro otras, en formato digital, en fin, casacas gloriosas que se utilizaron en algunos certámenes eran los atractivos de propios y extraños.
Fotografías que incluso jamás fueron vistas por los propios protagonistas, devolvían la sonrisa a familias enteras reunidas detrás de un fenómeno popular que para alegría de todos, se originó hace cuatro décadas en éste mismo suelo que pisamos y en éste mismo aire que respiramos.
Todo se coronó con la brillante obra del Prof. Clemente Cáceres, con antorchas, candiles y una noche estrellada, como también una luna reluciente que se unieron a una jornada mágica donde San Ignacio Guazú Misiones Paraguay reinvindicó su condición de ser cuna del balompie mundial.

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