10- Silvano Ortellado Flores, el mártir de la lucha campesina.

Silvano Ortellado Flores. Santa Rosa: líder de las Ligas Agrarias Campesinas que cayera asesinado en una las noches más horrendas de la dictadura stronista. Durante sus años de dirigente fue propulsor de las escuelas educativas, que las Ligas Agrarias levantaron en la comunidad para educar a los hijos de las familias campesinas. Este constituyo uno de los primeros modelos de formación escolar en las zonas rurales. En la actualidad, es reivindicado por el MEC como ejemplo para las generaciones venideras de esta localidad del departamento de Misiones. En ese sentido, el año pasado se habilitó un Instituto de Enseñanza Superior en materia de DDHH en el espacio geográfico donde cayera asesinado.

            En su homenaje hemos redactado un cuento que también está publicado en éste blog inspirado en lo que habrá sucedido en aquella trágica noche roseña donde fue degollado por las fuerzas del orden a cien metros de su casa de donde escapó de las mismas.

            Víctima de la intolerancia política, específicamente de la terrible represión del año ’76 con un operativo al mando de Camilo Almada Morel, alias Sapriza, quien fue comisionado por el régimen de Stroessner para diezmar a los campesinos de las Ligas Agrarias Cristianas de nuestra zona del país. Ortellado Flores fue una de sus primeras víctimas.

                Según la publicación del diario ABC Color de fecha 15 de abril de 2006, al igual que Ortellado Flores, muchos de sus compañeros campesinos fueron arreados y transportados primero en una camioneta celular de la policía y luego en la ambulancia del Centro de Salud de San Juan Bautista, que era utilizada en aquel entonces para el arreo de las víctimas, hasta el batallón de seguridad de la policía, asiento de la jefatura, más conocido como Abraham Cue.

                Allí fueron engrillados y atados como animales, todos apiñados los labriegos, quienes perdieron todo: su familia, sus cosechas y sus tierras, por pertenecer a la organización denominada Ligas Agrarias Cristianas.

                En una oficina contigua al pabellón de encierro, Almada Morel había instalado su sala de tortura, con un grupo de verdugos, quienes azotaban con tejuruguái, cable trenzado y cachiporra de goma a los campesinos. De acuerdo a los desgarradores relatos, los represores también usaron la picana eléctrica y garrotes para someter a sus víctimas. La sesión empezaba a la media noche y se extendía hasta las 04:00. El vecindario de Abraham Cue escuchaba los gritos y lamentos de los campesinos.
                El mismo Sapriza castigaba con brutalidad a sus víctimas, quienes con el torso desnudo recibían los golpes hasta ser despellejados y llenarse el cuerpo de sudor y sangre, según el relato de las víctimas.

                Las Ligas Agrarias eran organizaciones campesinas que formaron cooperativas agrícolas y almacenes de consumo. Trabajaban en comunidad haciendo el trabajo de minga y el jopói. El objetivo era elevar el nivel de vida a base de la producción agrícola, el autoconsumo y la comercialización. Periódicamente se reunían para analizar la Biblia y reflexionar sobre aspectos de la vida cristiana. Además, eran contestatarios al régimen de Stroessner. Fomentaron la educación cívica y buscaban fortalecer las organizaciones civiles para el cambio político y social.

                Estas ideas revolucionarias fueron suficientes para que sus miembros fueran acusados de comunistas, y de inmediato el régimen de Stroessner organizó la cruenta represión en las Misiones y en todo el país. El campo de concentración era Abraham Cue, en aquel entonces el batallón de la Delegación de Gobierno, donde los campesinos mujeres y varones recibieron toda clase de atropellos a los derechos humanos.

                El régimen no iba a dejar que las ideas de las Ligas Agrarias se expandiera en la región, ni mucho menos permitir el crecimiento económico de las organizaciones. Los dirigentes cuestionaban las acciones del gobierno, más aún las injusticias y la prepotencia de la dictadura. Por eso vino la represión, dejando en consecuencia muerte, desapariciones y el arruino de centenares de familias campesinas.

                Pese a que las Ligas Agrarias fueron desarticuladas, con sus testimonios, han demostrado formación cívica y espíritu de lucha por la libertad a fin de construir una sociedad mejor e instaurar la democracia. Silvano Ortellado Flores por su lucha, sus ideales, su fe en la patria y por haber dado su vida por el país, ocupa un espacio en nuestro virtual “Paseo de los 200 misioneros ilustres del Bicentenario”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Alíder Vera Guillén, el poeta ignaciano que cantó a su pueblo y a su patria. Nuestro ilustre número 34.

A un siglo del último duelo a muerte en San Ignacio Guazú Misiones.

Delfín Chamorro, el hombre que desde la docencia en Misiones conquistó América. Un grande como Andrés Bello.