Con su arpa conquistó el Paraguay. José del Rosario Diarte.


11-         José del Rosario Diarte. el arpista sanjuanino José del Rosario Diarte, considerado por sus contemporáneos y ratificada por el Diario ABC Color, Fasc. 4 de la colección “El Arpa Paraguaya y sus compositores”, como “El Mago de las 32 Cuerdas”.

            Dice dicho periódico “eran tiempos difíciles después de la guerra grande y hacia finales del siglo XIX, asomaba un “arpero rural”, llamado José del Rosario Diarte Cabrera.

            A más de un siglo de aquellas aventuras, pasó a convertirse en un verdadero pionero en la ejecución y composición musical del “arpa campestre”.

            José perteneció a una época aciaga de la historia paraguaya; era el fruto de aquellos “hijos de las cenizas”. Se trataba de la patria devastada por la Triple Alianza, circunstancias que mitigaron su magia, no pudiendo trascender los límites de su comarca y jurisdicciones aledañas. Algunas creaciones suyas fueron exhumadas del olvido y cierta parte de su historia recobrada por investigadores, descendientes y compueblanos. Así se lo rescata a José del más oscuro silencio.

            La envergadura melódica de sus obras, el sencillo y pulido trabajo en la ejecución de las mismas nos demuestran que estamos ante un originalísimo compositor popular de su tiempo. Nos legó verdaderas maravillas para el repertorio nacional. Esta compilación es la síntesis biográfica del considerado “El Mago de las 32 cuerdas” por su toque ágil, fino y cristalino.

            Nacido en la compañía Mburica Retá de la capital departamental San Juan Bautista, en fecha viernes 13 de agosto de 1886 y bautizado el viernes 24 de febrero de 1887 por el cura párroco italiano Nicolás Pésole, el mismo que había cristianizado a su compueblano Agustín Pío Barrios. Hijo de Luís Bernardo Diarte Duré y María Reparanda Cabrera. Sus hermanos son Isidora, Inocencia, Estanislaa, Ceferina, Faustina, Aniceto y Pedro Nolasco. Se casó con Romualda Burgos Martínez el lunes 2 de julio de 1906 en lo civil y al día siguiente en lo religioso, ceremonia bendecida por el padre español Ramón Vázquez y Amor. Sus hijos son Juana Cristosa “Nena”, Emigdio y Luciano “Luchí”. También tuvo otros hijos, como el concebido con Victoriana Cardozo: Lidia, Petrona, Juan Pablo y Miguel Gerónimo. Con Juana Pabla Vega tuvo un hijo: Leandro. En concubinato con Martina Vargas Riquelme tuvo los siguientes hijos: Nicasia “Kechita”, Prudencio Vidal “Kicho”, Baudilio, María y José Anastacio “Freddy”. Con Josefa Ignacia Peralta, también concubina suya no tuvo hijos.

            Su primer concierto internacional salvando las distancias de aquel tiempo se realizó en Itá Ybate, Provincia de Corrientes, República Argentina. De afiliación colorada, tenía como apodo “Mbokaja Ratï”. Hincha del “tricolor”, 24 de Junio FBC.

            En cuanto a su personalidad, la misma publicación de referencia para éste capítulo, afirmaba que “no acostumbraba a cobrar por sus presentaciones en dinero, sino en especies como maíz, queso, cecina, algunos animales, etc.; cuando algún oyente contribuía con algunos billetes, se excusaba y se limitaba a decir: “no soy comerciante que vende mercancía, soy artista y el arte no tiene precio”. Después de la Guerra del Chaco, su vida se deterioró, andando con total despreocupación. Llevó vida de bohemio y trovador.

            “Soy como los pájaros / Que vuelan libres y cantan / Yo silbo e improviso melodías / Al toque de mi arpa querida”.                 José del Rosario Diarte.

            De carácter fuerte y temperamental, desconcertante e irascible. Cuando vociferaba era punzante en sus expresiones. “Yo soy mi poncho, mi arpa y mi guitarra” se autodefinía.

            En 1946 actuó en una velada artística con los hermanos Antolín y Clementina Mareco Caballero. El primero en guitarra y la segunda en canto. Ambos eran alumnos de la Escuelita de Ysypo Potrero. Antolín recuerda aquellos emocionados momentos cuando tenía tan solo nueve años: “yo estaba en el segundo grado C, cuando mi maestra Juana Martínez organizó una velada artística para la comunidad. Por indicación de ella fuimos a San Juan junto al tío José del Rosario para recibir instrucciones artísticas con el fin de realizar dignamente nuestro papel. Ensayamos en su vivienda, que estaba cerca del campo santo. Con Don José, aprendimos muchas cosas, alentándonos a cada instante para nuestra actuación, lo que fortaleció mi vocación por la música. “Deben estudiar y dedicarse al arte”, nos manifestaba. Finalmente, terminamos actuando con él, realizaba el papel de “guía escolar” en nuestras interpretaciones. Así era él, entregado a los demás. Mi corta edad fue suficiente para percibir lo visto y oído en aquellas circunstancias, por lo que puedo afirmar que fue un extraordinario arpista.

            Su deceso se produjo como consecuencia de una infección aguda en la región hepática. Ante la generalización del mal, acudió de urgencia a la División de Infantería donde atendía el Dr. Juan Francisco Facetti, quien lo recetó quinina, el polvo milagroso de la fiebre, tan utilizado en la soldadesca de la Guerra del Chaco. La villana medicación del dolor abdominal empeoró su cuadro y se internó de urgencia en el Centro de Salud de San Juan; expiró a las 15 hs. de un miércoles 9 de noviembre de 1949 a los 63 años. Fue muy lamentada su partida, especialmente por su médico de siempre, el Dr. Fulvio Alamanni, a quien raramente no acudió en dicha ocasión. Como antecedente se tiene una operación de la próstata en 1947 en el Hospital de Clínicas de Asunción. El sepelio fue encabezado por su amigo, el Monseñor Gabino Rojas.

            José del Rosario Diarte jamás registró obra alguna. No podría hacerlo por muchos motivos. En aquel tiempo regía en el Paraguay otros conceptos que el de la actualidad. Debido a ello, la mayoría de los músicos populares, especialmente los campesinos, no tomaron conciencia del valor de la propiedad intelectual o de los derechos autorales, mucho menos si los mismos eran esencialmente producto del empirismo.

            Muchas de sus obras fueron registradas en Buenos Aires y otras en Asunción, pero soslayando el nombre del auténtico titular: José del Rosario Diarte. En la mayoría de los casos a sus obras se les aplican lacónicos rótulos como “autor anónimo”, “motivo popular” o “derechos reservados”, etc. Es que José del Rosario Diarte, siempre permitió a otros – hasta con despreocupación- que sus composiciones sean ejecutadas libremente, incluso los pasaba con la técnica de ejecución a esos compañeros para que siendo tocadores del arpa, pudieran lucirse con distinción. Era un músico magnánimo, desprendido en el arte, no tomaba conciencia de la magnitud de su talento ni de las revelaciones espirituales que se producían a través de él. Un sinnúmero de músicos, al registrar las obras de José del Rosario, directamente cambiaban de nombre.

            Sin embargo, algún amigo leal de don José, respetó con hidalguía la originalidad y autenticidad de su obra, ya que con acrisolada honestidad registró en APA a nombre de José del Rosario Diarte las obras denominadas “Misiones Ñu”, “Mamopa rehó Josefa”, mediante el cual pudieron salvarse de las confiscaciones amistosas de amigos, admiradores y discípulos.

            Otros, en las carátulas de los discos dejaron impreso a quien pertenecía la obra grabada con el siguiente epigrama: “José del Rosario Diarte”. En ese orden, se debe reconocer a Lorenzo Leguizamón, quien en su disco expuso: “Tungusu” de José del Rosario Diarte. También merece ser destacada la actitud de Dionicio Arzamendia que, al ejecutar su arpa en público y presentar su repertorio aclara: “Tokai” de José del Rosario Diarte. Del mismo modo, se valora el gesto del también misionero, de Cuatro Bocas, Nestor Damian Girett, (de quien largamente hablamos en nuestro libro “Misiones o Alrevelanda”) cuando manifiesta su deseo de grabar: “Ha che kañami” de José del Rosario Diarte. Asimismo resulta indispensable mencionar el II Festival Mundial del Arpa realizado en Asunción el 20 de diciembre de 2008, en cuyo programa se lee con claridad: “Carreta guy” de José del Rosario Diarte.

            Nietos, hijos, sobrinos, amigos y vecinos, recuerdan que José del Rosario Diarte actuaba en las reuniones familiares, tertulias, rondas folclóricas y fiestas campesinas de las distintas compañías. Con su arpa a cuestas, recorría las estancias y los poblados de todos los distritos de Misiones. A veces, cabalgando por el campo, interrumpía sus pasos, porque ante el primer llamado de sus sentimientos, desmontaba para tocar cómodamente su arpa paseandera. Era así, ejecutaba en cualquier parte. Toda su vida fue aquilatada por pintorescas anécdotas. Como arpista virtuoso, fue en extremo exigente con el público; la gente estaba obligada a oír en silencio y con atención su música, porque a la menor actitud indecorosa, se levantaba abruptamente y al revoloteo de su poncho rojo, tomaba su arpa y se marchaba del lugar sin medir palabras.

            Pero, paradójicamente, ejecutaba con cierta frecuencia para los distintos almacenes y tiendas que abarcaban las dos manzanas del centro de San Juan Bautista y en donde importantes comerciantes como Alberto Pujol, Félix Lorenzo Irún, Sebastín Sasiáin y Nicodemus Ruiz, ubicados en la arteria principal, hoy calle Coronel Alfredo Ramos. En estos locales, a veces se podía escuchar a Diarte, porque lo hacía solamente cuando estaba de buen humor y era convencido por estos entrañables amigos. ¡Qué contradicción!. Actuaba para alegrar el ambiente y para atraer clientela. Gustaba de la guaripola o el Chiriquí y en este tipo de eventos no debía faltar. Dándole al trago – en vivo y en directo- el gentío se regocijaba con las melodías que emanaban magistralmente del arpa templada por José del Rosario Diarte.

Comentarios

  1. Cual es una obra suya que quedo registrado a nombre de alguien más y era de Don José? Excelente artículo por cierto.

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