"Adultescentes": grave problema actual. *
Dentro de
poco se registrará la frase: “Adultos eran los de antes”. Y ello, aunque
parezca una tosquedad es lo mejor que describe el comportamiento de ciertos
exponentes de la sociedad que ya no cuentan con la edad para ser considerado
adolescente, pero que aún así actúa como tal y al recibir una respuesta
cómplice de su entorno social, genera una realidad que se evidencia desde el
lenguaje hasta toda la conducta colectiva observada.
Es que con la invasión de la tecnología y su uso
cada vez más frecuente de parte de exponentes de la franja etaria que van de 25
a 35 años hace que éstos se sientan cada vez más “pendejos” y tengan un
comportamiento no acorde con la edad real que poseen. Es algo extraño pero que
aparece con más frecuencia en el seno de nuestra sociedad y alguna explicación
lógica debe darse para describir el comportamiento cuasi infantil de personas
que por su edad ya debieran haber tenido una conducta acorde con la misma.
El propio Banco Mundial afirma que
la expectativa de vida en algunos países de la región es de 76 años lo cual
alarga el periodo adolescente considerándose como tal y teniendo ese
comportamiento personas que ampliamente ya superaron dicho ciclo de vida.
La Presidenta
de la Confederación de Adolescencia y Juventud de Iberoamérica, Italia y
Caribe, la argentina Mónica Borile tomando como fuente a Sergio Sinay en un
interesante artículo sobre éste tema afirma que es común llamar “chicos” a personas de 25, 28 o 30
años. “Como el lenguaje crea realidades, al tiempo que las refleja, una masa de
las personas de esa franja etaria piensa y actúa en consonancia con aquella
denominación. Adopta conductas adolescentes, como son la transgresión sin otro
objetivo que la transgresión misma, las conductas de riesgo haciendo caso omiso
de los mismos, los compromisos efímeros o superficiales, la inestabilidad
emocional, la no aceptación de los límites, los proyectos de corto plazo, la
priorización de los deseos y la confusión de deseos con necesidades reales, una
tendencia a perpetuarse en el lugar de hijos, una sexualidad epidérmica, con más
acento en la genitalidad que en lo afectivo, desinterés por los temas comunes a
la comunidad y acento en las cuestiones personales o del grupo o tribu a los
que se pertenece”. Fuente: Exceso de Adolescencia. Sergio Sinay.
En el fuero que nos desempeñamos es
común lidiar con exponentes de ésta nueva característica de la conducta humana.
Eso se evidencia principalmente en aquellos juicios de convivencia y
relacionamiento, sin exceptuar otros procesos habituales de éste fuero, donde
la también denominada “adolescencia tardía” sale a relucir pretendiendo
utilizar al niño como objeto y no como “sujeto de derecho”, tal como lo impone
el paradigma de la Doctrina de la Protección Integral a través de sus
principios transversales.
Es por ello que el Magistrado y todos
los operadores del sistema deben estar avezados en éste tema. Los padres a
estas alturas ya no están para el desequilibrio propio y natural de aquella etapa
de cambios constantes, desconocimiento y control respecto del propio cuerpo, más
aún cuando según la propia OMS la misma se extiende desde los 10 hasta los 19
años. En tal sentido, la tarea del equipo interdisciplinario y específicamente
de los sicólogos que tienen a su cargo el Juzgado de la Niñez es fundamental
para identificar que se esté ante un evidente caso de “adultescente”.
¡Que término nuevo que se impone!. “Adultescente”:
dícese de aquella persona, varón o mujer que nunca pudo superar la etapa de la
adolescencia a pesar que etariamente ya debería ser un adulto, pensando y
actuando como éste último. Es decir, hablando en profano, ésta persona no llegó
a madurar completamente, entendiéndose como tal al resultado de un proceso de
transición por distintas etapas de la vida donde uno va culminando ciclos,
reiniciando otros con el cargamento de la riqueza de la experiencia y con
capacidad para renovar y enfrentar los nuevos desafíos que se presenta.
Es un problema social, donde si ya
no fuera suficiente con los “ni-nis”, aquellos que ni trabajan, ni estudian; los
niños inflados, ahora se suman los “adultescentes” o la sociedad de adultos
incompletos, quienes se sienten eternos adolescentes con toda la carga de falta
de compromiso que ello implica, estimulándose dicho comportamiento y festejando
inclusive las circunstancias o travesuras cometidas, amplificadas en los
diferentes escenarios de la vida real como programas de TV basura, donde se
ensalza el desinterés por temas importantes, la vida light, falta de
compromiso, no tener proyecto de vida, donde el éxito es tener 20 segundos de
fama, el modelo de vida se traduce en protagonizar escándalos en los talk show y es más importante la
viralización de temas mundanos como un triste aporte de la cultura consumista
que nos agobia.
Ante todos estos elementos a la
vista, nos encontramos en un momento histórico sumamente importante, donde obviamente
como sociedad necesitamos rectificar rumbos en varios aspectos de nuestra
convivencia y donde el rol fundamental de la familia, la escuela y el Sistema
Nacional de Protección de la Niñez y Adolescencia juegan un papel
preponderante; de lo contrario seguiremos teniendo a “adultescentes” que hacen
el ridículo papel de “rico comidita” y nos invade a través de la viralización
de las redes sociales.
* Publicado en el Semanario Judicial del Diario ABC Color. Asunción Paraguay. Pág. 14. Lunes 2 de mayo de 2016.
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