A un siglo del último duelo a muerte en San Ignacio Guazú Misiones.

El Capitán Salinas y mujeres con vestimenta de la época. Foto: Edmundo Joel Oviedo.
El 25 de noviembre de 1916 acontecía en San Ignacio Guazú Misiones un hecho que marcó la historia de la ciudad y tuvo consecuencias impredecibles. Fue el reto a duelo entre el Capitán Eliseo Salinas y el joven Miguel Ramirez en pleno casco histórico de la ciudad, en la intersección de las actuales calles Vicente Ignacio Iturbe y Julio Pérez. Con la direccion de Koki Ruiz se recreó aquel acontecimiento y ésta es la versión del reconocido artista ignaciano:
"El día de ayer se cumplió exactamente un siglo, entre las casa de don Marcelino Centeno y Casimiro Fornerón, esta última entonces habitada por don Benito Ruiz y actualmente propiedad de la familia Acosta Llano, dos hombres se batirían a duelo; suceso que cambiaría el rumbo de la historia ignaciana a tal punto que se podría hablar de un antes y un después de este evento".
El hecho tuvo como marco una fiesta realizada en la casa de la familia Centeno , en la esquina actual de las calles Iturbe y Julio Pérez.
Las familias de inmigrantes por entonces formaban una comisión para turnarse como anfitrionas y organizadoras de la fiesta , que en esta ocasión le tocaba a los Centeno.
Marculino Centeno era correntino, del actual emplazamiento de Gobernador Virasoro, entonces “Vuelta del ombú” , cuyo sobrino, Navaja Centeno , fue el fundador del establecimiento “Las Marías” de la conocida marca “Yerba Taragui” .
Entonces las naciones eran los ríos ; el Paraguay y el Paraná formaban distintas culturas, pero el Parana y el Uruguay estaban más emparentados.
A los habitantes del norte argentino, mezcla de criollos y antiguos pobladores de las misiones jesuíticas, así como a los entrerrianos e inclusive a los uruguayos se los denominaba genéricamente “correntinos”, la actual provincia de Misiones aun no existía como tal , en aquel tiempo todo era Corrientes.
Terminada la Guerra de la Triple Alianza muchos ignacianos fueron en busca de un futuro a esa “Gran Corrientes” llegando inclusive a Curusu Cuatia, cabe resaltar que Asunción no era un destino válido, sin rutas ni medios de comunicación, la capital paraguaya quedaba demasiado lejos.
A pedido de un jefe político de la época al entonces Presidente de la República don Manuel Gondra, por la intervención de algún jefe con mano dura, para terminar la ola de abigeos liderada por la banda de Merardo Palacios, arriba a San Ignacio el capitán Eliseo Salinas . Las acciones de Merardo Palacios para unos constituía justicia por mano propia y para otros no pasaba de ser simples actos vandálicos.
Hijos de antiguos mayordomos de Estancias de la Patria desde los tiempos del Dr. Francia , él y Eduardo Ramirez , se alternaban el cargo de Juez de Paz , funcionario que cumplía a la vez la tareas de escribano, como depositario de la fe pública y según versiones por esto mismo eran quienes hacían las veces de agrimensores para titular los inmuebles . Este rol creó diferencias entre los nuevos habitantes con los antiguos pobladores.
En algún momento Merardo Palacios desaparece de su papel de juez y pasa a conformar un grupo de personas que para algunos constituían una montonera y para otros una simple banda, lo cierto que esta agrupación llega a tener 200 jinetes, lo que para su mantenimiento conlleva toda una organización de gran envergadura.
Los militares ocupaban entonces como cuartel el actual Museo Diocesano, en esa época, estaba el templo antiguo se encontraba aún de pie, aunque tremendamente deteriorado .
Antecedentes inmediatos del duelo.
El día 9 de julio se conmemoraron las fiestas patrias argentinas en la casa de la familia Llano, a la misma fue invitado en su carácter de autoridad el nuevo jefe del cuartel y en esa ocasión saca a bailar a una joven de nombre Virginia Brusquetti, hija de un hacendado correntino, la madre de la misma al percatarse que su hija se sentía incómoda bailando con el capitán, le solicita al joven Miguel Ramirez que con la siguiente música fuera él quien sacara a bailar a Virginia , Miguel Ramirez cumple el encargo, lo que Salinas tomó como una ofensa y desde ese momento se crea una enemistad entre ambos.
Ya para las fiestas patronales, en las que hay que aclarar no había fiestas en el sentido de bailes, sino novenario y carrera de caballo, el capitán Salinas amenaza a Miguel Ramirez que si se presentara a la próxima fiesta a la que asistiera lo retaría a duelo y lo dijo públicamente.
A partir de ahí como en la crónica de una muerte anunciada todo era previsible, no realizar la fiesta para evitar el enfrentamiento se tomaría como una actitud cobarde del pueblo ante una autoridad prepotente y a la autoridad se la tenía que invitar de igual manera nadie pudo convencer a Miguel Ramirez que no asistiera a la fiesta.
Era vox populi que esa noche habría duelo, el pueblo estaba preparado, los hombres que llegaban a la fiesta se iban reuniendo al fondo del patio para luego no ser testigos del hecho anunciado, tal es así que solo las mujeres se reunieron en el salón, en esa época las mujeres no eran sujetos de derecho, sus declaraciones solo servían de información sumaria, por ello después ningún hombre testimonió los hechos.
El capitán Salinas llego cuando ya Miguel Ramirez estaba bailando en el centro del salón, con Virginia, como doblándole la apuesta, ya que a más de asistir a la fiesta, lo que ya constituía un desafío al capitán, estaba bailando con la misma dama que la vez anterior.
Al llegar Salinas encuentra a la única pareja bailando, escena ante la cual decide retirarse y en ese trayecto se encuentra con el telegrafista local, a quien le indica que le comunique a Ramírez que le esperaba en la calle, la suerte estaba echada, habría enfrentamiento.
Fue un duelo sin padrinos, sin jueces , ni armas reglamentarias pero esperado ya de muy largo tiempo. Ahí el capitán Salinas pronunciaría la recordada pregunta: ¿Esta preparado Ramírez? Al que el mismo respondería: Si capitán. Entonces sonaron los disparos y Eliseo Salinas cayó muerto y Miguel Ramírez resultó herido con un disparo a la altura en la ingle, retirándose como a 200 metros al norte del lugar de los hechos, hasta la casa de doña Dorotea Aranda, adonde llegaría caminando perfectamente, doña Dorotea, quien era conocida como la partera del pueblo y tenía los medios de brindarle los primeros auxilios lo acostó , cuando llegaron los sargentos Irigoitia y Alonso quienes procedieron a maniatarlo , llevándolo hasta la esquina de la plaza del pueblo donde a la vista de la gente fue torturado por varias horas hasta que siendo las tres de la madrugada fue fusilado por cinco militares quienes sumaron 73 disparos.
La madre de Miguel quiso retirar el cuerpo , pero recibió como respuesta que : “ya los perros se encargarían de retirar las vísceras”, recién a las tres de la tarde con la intervención del padre Colmán, un cura que vino de Santiago se permitó recoger los restos que fueron juntados en baldes por los parientes .
Ya desde ese tiempo se habló de un tercer disparo, es decir que la bala que mató al capitán Eliseo Salinas no procedió del arma de Miguel Ramirez sino de un tercer sujeto que había permanecido oculto . Por mucho tiempo la gente callo, pero el “tercer disparo” pasó a ser parte de la memoria colectiva ignaciana, oficialmente el pueblo negaba haber escuchado mas de dos disparos, la única referencia al tercer disparo fue la de un poeta popular que escribió en un compuesto la muy recordada frase de “en Don Benito paré quedó el bala kuaré”, haciendo referencia a que una bala quedó incrustada en un ángulo ajeno e imposible a los protagonistas del duelo, según las versiones de la ápoca fue un tío de Miguel Ramirez el autor del mismo, pero el hecho nunca fue confirmado.
Conjeturas
Fueron las mujeres del pueblo quienes lideraron un movimiento de rechazo a la continuación de la presencia militar en San Ignacio, las casas vistieron las cintas de luto, por un tiempo los militares se retiraron ante la actitud hostil de la ciudadanía , volviendo en la década del veinte , en que participaron del desmantelamiento del templo, que había sufrido sus mayores deterioros entre 1910 y 1920.
Al momento de este retorno el recuerdo de los hechos permanecía aún fresco en la población , las cintas de luto colocadas en las puertas de las casas y consecuentemente el rechazo a la permanencia de tropas militares en el pueblo , a raíz de ello las tropas abandonaron la ciudad decidiendo finalmente establecerse en San Bautista , motivo por el cual cuando el Presidente Higinio Morínigo decide realizar la división política del Paraguay establece a esta como capital del departamento de Misiones.
Fuente: Koki Ruiz
25 de noviembre de 2016

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