La Plaza de Armas de Encarnación se aprestaba como todos los años a cerrar una jornada más. Sin embargo, la movilidad habitual de la Feria del Libro que desde hace siete años se realiza demostraba que la magia con su encanto habitual se apoderó una vez más del sagrado recinto. El mismo lugar, desde hace dos siglos Fulgencio Yegros partiera a la capital del país para unirse a quienes parieron la República.
Pero hoy, poetas encarnacenos, argentinos y de tantos rincones del país se reunieron para compartir y hacer lo que saben: leer y saborear la esquisitez de la poesía. La misma que cambia el mundo. El pretexto fue la feria del libro o el lanzamiento de la brillante obra de cuento de Tita Hrizuk, pero lo importante es que "la poesía cobró vida, invadió el ambiente, se escucharon brillantes lecturas y todos juntos salieron más refortalecidos a seguir haciendo lo que saben: hacer poesía, es decir, seguir escribiendo". Brillante jornada en la Perla del Sur.
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