El decimoquinto ilustre misionero: Martín Alejo Llano.


15-       Martín Alejo Llano Ruiz. San Juan Bautista. Fue un hombre de campo, sinónimo del trabajo y la esperanza de ver crecer a sus hijos y descendientes en las faenas anónimas, lejos del mediatismo tentación al cual fácilmente caen algunos exponentes de la generación actual. Nació el 3 de noviembre de 1894 en la Argentina, pero desde la capital de Misiones hizo patria.

Las huellas dejadas por la Guerra Grande aún se observaban por los confines y parajes de la patria, del cual Misiones no escapaba, aún sin haber sido escenario de ninguna batalla, pero que diera cientos de hijos que acompañaron al Mariscal Francisco Solano López desde el Ñeembucú hasta las serranías del Amambay.

La patria debía ser reconstruida y fue llegando a la entonces “Capillita San Juan”, el protagonista de la presente historia. Fundó la Estancia Mbocayá, establecimiento pecuario “cuyo modo existencial se plasma forjando hombres y mujeres en la noble actividad del campo dentro de un marco de conductas y principios”, según afirma la Edición No. 23, Año 2 de la Revista Sense de Misiones, que nos sirve de fuente para escribir la presente historia.

Construyó el entonces “Puesto Mbocayá”, que consistía en una amplia dependencia con paredes doble de 75 cm. de espesor que sigue en pié hasta hoy día como “Mayoría Vieja”.

Por haber dado inicio a un establecimiento pecuario que fue creciendo y demostrar valor, coraje, gran amor hacia el trabajo, lo incluimos en la presente galería de hombres y mujeres ilustres de Misiones.

Fuente: Revista Sense. Año 2, Edición No. 23. Julio de 2011.

Por su parte, el ilustre misionero Gregorio Cesar Colmán en su libro “Reminiscencias Sanjuaninas” al hablar de Martín Alejo Llano Ruiz comienza calificándolo como “laborioso y de generosidad sin parar”. Explica que “estelas imborrables dejó a su paso por las tierras misioneras éste argentino naturalizado paraguayo, vástago del matrimonio conformado por Martín Llano Chamorro y María Elvira Ruiz de Llano.

Explica que siendo un niño llegó al Paraguay y aprendió a amar los prados misioneros y enamorarse del idioma guaraní que todo tiempo lo habló y sirvió como deleite. Afirma que se trataba de un joven de buena familia, conociendo a la mujer de sus sueños, la santiagueña Juana Beda Martínez, quien vivía en la capital departamental por motivos de estudios. Se casaron en el año 1925, naciendo de dicha unión los siguientes hijos: Martín María, José Bernardo (Pepito), Víctor Ismael (Negro), María Adela (Nena) y Juana Maria (Rubí).

Apasionado del trabajo y de la política, formando filas en el liberalismo. Perseguido y apresado en varias ocasiones. Durante la Revolución de 1947, según la misma fuente de referencia, perdió parte de su fortuna, quedando obligado a emigrar.

Así, se instaló en la ciudad de Corrientes, República Argentina, donde prosiguió su tarea cotidiana de ganarse la vida honestamente.

“La verdad que el señor Martín Alejo Llano, sufrió lejos de su segunda patria el Paraguay, de ahí que sin permiso alguno regreso al país para ver a sus seres queridos, pero de nuevo sufría represiones por sus ideales partidarios y entre los 48 y 60 fue detenido en varias ocasiones”, agrega Colmán en la citada obra.

Lo vuelve a describir como una persona muy bondadosa, generosa, caritativa, que todo tiempo ayudó a sus vecinos del Sangre del Drago, hoy Alcibíades Ibáñez Rojas, moral y económicamente, gozando del afecto de todas las personas que lo conocieron. Supo ser amigos de todos; siempre se brindó por el necesitado, dando todo a cambio de nada, y así estaba en paz con su propia conciencia.

En 1967 falleció su esposa. Tres años después el turno le tocó a él. Falleció en la Argentina, pero sus restos mortales descansan en nuestro país, formando parte de la galería de hombres y mujeres ilustres de Misiones.

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