Un día como hoy fallecía en Asunción a los 100 años, la ilustre No. 14 de nuestra galería. Cien hombres y mujeres de Misiones que hicieron historia.
14- Miguela Concepción Frutos Romero vda. de
Pérez. San Ignacio. “La
primera universitaria de Misiones, hija de un ilustre del Bicentenario
misionero. Benemérita de la patria. Sanadora medicinal”. Son tantos los
adjetivos que podemos utilizar para intentar titular la brillante hoja de ruta
de nuestra ilustre de este segmento. Desde sus raíces ya comienza con el pie
derecho en el sentido de haber sido hija de Enrique Frutos, ilustre No. 119 de
nuestra galería que desfila en la obra “Los 200 misioneros ilustres del
Bicentenario del Paraguay”.
“Doña Conchita”, tal como se lo conocía nació
en San Ignacio, el 29
de setiembre de 1909. Tal como afirmamos en el párrafo anterior, es hija de Don
Enrique Manuel Frutos, propietario de la primera Botica de Misiones, llamada
“La Misionera” desde donde ejerció su profesión de atender a los enfermos de
todo el departamento desde 1904 hasta 1950.
Fue su madre, Concepción
Hermenegilda Romero, Directora de la Escuela de San Ignacio, Maestra Normal, mejor
egresada de la promoción 1901 de la Escuela Normal dirigida por las Educadoras
Celsa y Adela Speratti. Nuestra ilustre, fue la cuarta entre los siete hijos
del matrimonio Frutos Romero. De su
padre heredó la vocación de curar, mientras que de su madre la de
enseñar a sus pacientes: ya que aprovechaba cualquier circunstancia para
instruir a la población de aquel San Ignacio Guazú.
Su vocación hacia la carrera
farmacéutica lo motivó para insistir a su padre trasladarse hasta la capital
del país. La decisión para sus padres no fue tan fácil en aquel San Ignacio
Guazú de caminos de tierra y a una distancia importante de Asunción. Finalmente
en base a su insistencia y línea de conducta pudo convencer a sus padres. Se
trasladó para vivir en el domicilio de su hermana Adelaida, quien estaba unida
a un asunceno: Ceferino Antúnez, que había sido
comisionado como Gerente del Banco de Fomento de San Ignacio donde
conoció a su esposa.
Ya en la capital, ingresó en el
Colegio Nacional de la Capital en el año 1925 con otras 17 compañeras mujeres
entre muchos varones. En 1930 se recibió como única mujer entre 35 varones,
obteniendo junto a Isaac Schuarzmann las más altas calificaciones de la
promoción.
En 1931 ingresó en la Escuela de
Farmacia con otros seis compañeros de la Promoción 1930 y estando en el 2º
Curso estalló la guerra del Chaco. Cuando los clarines de la guerra se hicieron
escuchar, la patria convocaba a los estudiantes de
la Escuela de Farmacia y los de la Facultad de Medicina para prestar servicios
en el Hospital Central de Asunción, de manera a atender a los heridos que
comenzaron a llegar de la contienda. Los estudiantes de farmacia tenían como
misión preparar la medicina que era enviada al frente de batalla. Sirvió como
oficial 2º de Sanidad durante los años
de guerra alternando con los estudios de la carrera en la medida que las
circunstancias permitían para el desarrollo de las clases.
En 1935 recibió su título de Química
farmacéutica en la Escuela de Farmacia convertida en Facultad de Química y
Farmacia ese mismo año por los buenos oficios del Dr. José Esculies.
Sus raíces eran fuertes, lo cual
influyeron en ella para volver a su pueblo natal. Ya afincada nuevamente en
ésta ciudad, cooperó con su padre en la Botica que se convirtió desde entonces
en Farmacia La Misionera. Fue la única universitaria de Misiones y quizás de
todo el interior durante mucho tiempo.
En 1937 se casó con Don Julio Pérez,
ciudadano argentino radicado en San Ignacio, dedicado a la actividad comercial.
Nacieron tres hijos de este matrimonio Julia Teresita, religiosa teresiana,
Maria Anselma Concepción Química Farmacéutica como su madre y Julio Enrique,
contador público como su padre.
Desde su mostrador de farmacéutica ejerció su
gran vocación de atender a los enfermos
en San Ignacio hasta el año 1951. Este año el matrimonio Pérez Frutos se
trasladó a Asunción para posibilitar a sus hijos los estudios secundarios.
Adquirieron una casa en el Barrio Ciudad
Nueva, frente a la Plaza Batallón Cuarenta en la que se instaló la Farmacia La Misionera
donde nuestra ilustre siguió ejerciendo su vocación de curar. Allí permaneció
durante 30 años al servicio de la gente del barrio que hasta ahora la recuerda
con cariño y admiración por su eficiente servicio y su atención cariñosa,
paciente y desinteresada.
Amparada en la Constitución Nacional de
1992 se lo permitió, reclamó el pago de su sueldo de veterana que lo consiguió
recién en el año 2004.
Su cariño hacia su pueblo natal lo
siguió demostrando en sus años adultos. Es así, al cumplir 89 años, le
solicitaron desde San Ignacio por medio de la Sra. Esperanza Pérez de Del
Puerto, sobrina de su difunto esposo, la donación del predio que hoy ocupa la
Capilla de San Roque González de Santacruz, ubicada sobre la avenida José Félix
Bogado que pertenecía a sus padres Don Enrique Frutos y señora.
Luego de consultar con sus hermanos
sobre la propuesta que le hacía la Sra. Esperanza en nombre de la Iglesia, hubo
unanimidad en donar el predio a la Iglesia Católica. La misma rápidamente se
concretó y a la inauguración asistió nuestra ilustre ciudadana. La celebración
lo realizó el Obispo Diocesano de Misiones y Ñeembucú Monseñor Mario Melanio
Medina, con la asistencia de muchísima gente.
Fue la última vez que visitó a su pueblo
natal de San Ignacio lleno de gratos recuerdos para ella y su familia. Falleció
en Asunción en la madrugada del 28 de diciembre de 2009 a los 100 años de edad
y sus restos mortales fueron inhumados en el Cementerio del Este junto a su
esposo Don Julio Pérez.
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