El Padre Buenaventura Suarez, el jesuita astronomo que eligio morir en Misiones.
13- Padre Jesuita Buenaventura Suarez. Santa
María.
“El primer astrónomo del hemisferio sur”. Aunque su nombre se inmortaliza por
el Planetario de San Cosme y Damián, departamento de Itapúa, misión jesuítica
donde hizo la mayor parte de su obra, por aquellas cosas del destino, eligió la
misionera localidad de Santa María para morir. Razón suficiente para incluirlo
en nuestra galería de Cien Hombres y Mujeres de Misiones que hicieron historia,
atendiendo a todo el legado dejado por este religioso, que pudo vencer las
adversidades de la época y con su genialidad ganarse el respeto de todo centro
de estudio astronómico del mundo. Dicho Planetario “Padre Buenaventura Suarez”
fue construido por el Ing. “Umi” Llano, ignaciano, hijo de otro ilustre de la
presente galería, el Prof. Mario Llano Martínez.
Nacido el 3
de septiembre de 1679 nació en Santa Fe, a la vera del río Paraná, República
Argentina, fue el primer astrónomo americano que efectuó importantes
observaciones y estudios con cartas e instrumentos de su propia elaboración.
Una visita al Planetario de San Cosme y Damián, enriquece la admiración que uno
siente sobre la tarea desplegada por nuestro ilustre de referencia. La
admiración aumenta al saber que la capacidad de un misionero fue lo que hizo
posible esa majestuosa obra de la ingeniería moderna.
Descendiente directo
por línea materna de Juan de Garay, tenía 16 años de edad cuando en 1695
ingresó en la Compañía de Jesús. Realizó sus estudios en la Universidad de
Córdoba, fundada por el obispo Trejo y Sanabria en 1613. De allí pasó a las
Misiones en 1706 y se estableció en San Cosme y San Damián.
Misionó igualmente en
Apóstoles, Santa María la Mayor, La Candelaria, Mártires y las ciudades de
Asunción y Corrientes celebrando el Santo Sacrificio de la Misa, confesando,
enseñando, impartiendo los santos sacramentos y ejerciendo la medicina, en
cuyos conocimientos estaba versado.
Fue el primer
astrónomo del hemisferio sur que efectuó observaciones y mediciones de la bóveda
celeste, estudios que trascendieron los límites de la Cuenca del Plata y
despertaron el interés de los científicos de Europa.
Si bien el primer
observatorio de América del Sur fue montado por el alemán Georg Marcgrave sobre
el tejado de la casa del gobernador de Recife, Mauricio de Nassau, el 28 de
septiembre de 1639 y que al año siguiente utilizó desde allí el primer
telescopio traído al continente, el padre Suárez construyó el suyo con
elementos de los alrededores empleando cañas, madera, metales y cristales de
roca, fáciles de encontrar en los yacimientos cercanos. Ello, insistimos, uno
comprueba personalmente visitando hoy, dos siglos después el Planetario que
inmortaliza su nombre y que se encuentra en el mismo espacio geográfico donde
nuestro ilustre desempeñaba invalorable tarea.
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