Identidad Iberoamericana.
& Charla brindada a los alumnos del Colegio Nacional Luís Parola de San Ignacio en el mes de agosto del año 2003 sobre el tema: “Comprende los desafíos que conlleva mantener la identidad iberoamericana dentro del contexto globalizador”.
En primer lugar me parece bueno que un grupo de estudiantes secundarios procedan a realizar un ciclo de charlas sobre temas interesantes, como la comprensión de los desafíos para mantener la identidad iberoamericana en este proceso globalizador, que más que proceso ya es una realidad.
Pero me permito comenzar afirmando que debemos definir claramente algunos conceptos para tener una acabada charla que nos oriente hacia un puerto seguro. En ese sentido, éste encuentro convoca a afirmar que “identidad” es justamente la serie de elementos culturales que nos identifica a cada pueblo y nos hace diferentes de los demás.
No existen culturas superiores ni inferiores. Esa es una puntualización sumamente importante que debemos realizar al hablar de “identidad”, porque en sicología hemos aprendido que las características innatas de toda persona, es su unicidad, irrepetibilidad y originalidad. Por lo cual, así como no existen dos personas iguales en el mundo, a pesar del invento de la “clonación”, mucho menos existen dos pueblos iguales en el mundo. Pueden haber semejanzas físicas, pero las ideas, el pensamiento y el destino de ambos estará marcados, por lo que Ortega y Gasset definió alguna vez como: “Yo y mi circunstancia”.
Así también son los pueblos. Somos únicos, irrepetibles y originales, por lo tanto debemos apreciar todo aquello que forme parte de nuestra identidad. Pero el caso nuestro es sui generis, porque somos fruto del encuentro de dos pueblos totalmente distintos en su momento y que por azar del destino se encontraron con aquella venida de Colón a éstas tierras.
Por ello, teniendo en cuenta dicho antecedente histórico, debemos plantearnos las siguientes interrogantes:
¿ podemos hablar de identidad paraguaya?
¿ podemos hablar de identidad guaraní?.
¿ podemos finalmente hablar de nuestro tema: identidad iberoamericana?.
Pero también se nos convoca a hablar de un apasionante asunto del cual tampoco estamos exentos: la globalización.
Por ello, en primer lugar podemos afirmar que en éstos 406752 kms2, al que fue raleado nuestro territorio luego de dos sangrientas luchas impulsadas por imperios extranjeros, mucho antes de la venida de los españoles inclusive y en las tierras que se extienden desde el sur del río Amazonas hasta las islas del Río de la Plata y desde el Río Paraguay hasta las costas del Océano Atlántico existía una cultura muy desarrollada en conocimientos botánicos, con un dulce y expresivo idioma que pudo superar las barreras impuestas por el antagonismo y la ignorancia propia de países sub desarrollados.
Esa cultura, que tenía una organización social, política, económica, aunque muchos lo califican de “cultura primitiva”, tenía sus virtudes y defectos, propios de un pueblo en desarrollo y sin los conocimientos ni herramientas tecnológicas de la actualidad.
Es decir, esa cultura, reunía una serie de elementos, que a mi criterio forman parte de lo que hoy podemos afirmar con plena seguridad, “identidad guaraní”.
El guaraní que nos dejó el ava ñe’ë, el mbaetekopio, el mbaeichapa reiko, ese dulce y expresivo idioma, cuya riqueza en su real dimensión la valoramos cuando cruzamos nuestras fronteras y debemos relacionarnos con otro idioma que parece ser cuando la usamos no nos pertenece y nos enajena, ese es el principal elemento que nos identifica en primer lugar con una cultura autóctona y que pudo permanecer a pesar del paso de los tiempos y las sinrazones que atentaban contra su existencia.
Quiero afirmar que nuestro punto de partida es nuestra identidad guaraní. Quizás la más vigorosa y cuya esencia demostramos en cada una de nuestras actuaciones cotidianas.
Pero como el hombre, ese ser insaciable por naturaleza no puede limitarse a su entorno familiar y mucho menos aislarse del resto de la sociedad, ese hombre posee una dimensión cuyos límites solo Dios conoce y lo impone por las propias reglas de la naturaleza, que además de ser inmutables, son perennes e inajenables.
Pero como finalmente debemos parar en la identidad iberoamericana dentro del contexto globalizador, comenzamos a ingresar en un tema hasta si se quiere muy discutible.
Y utilizo el término discutible, por el hecho que, desde la venida de los españoles a éstas tierras, comenzó el gran debate si aquel encuentro fue en realidad cruce de culturas, encuentro de hermandad, o una inmisericorde carnicería humana donde los más perjudicados, como en toda contienda bélica fueron los indígenas quienes se negaban a aceptar y someterse a unos extraños que de la noche a la mañana aparecieron para afirmar que eran los verdaderos dueños de ese territorio y que desde dicha fecha, debían ser tratados como un amo.
Hace unos días, un ilustre visitante en su encuentro con jóvenes paraguayos, afirmaba que según Guayasamín, 70 millones de indígenas murieron durante la conquista de América.
Y ese es el punto de partida para hablar de “identidad iberoamericana”, porque indefectiblemente debemos recomenzar ésta charla y repetir el concepto de identidad, recordando que justamente es todo lo que nos identifica, nuestra unicidad, irrepetibilidad y originalidad.
En este instante, cuando hablamos de Iberoamérica, también debemos preguntarnos desde donde hasta donde se extiende. Y según Larouse, aglutina a todos los países de América de habla hispana y portuguesa.
Entonces, la primera gran diferencia entre la identidad guaraní, la paraguaya, con la iberoamericana del cual también formamos parte, es el territorio cuya dimensión aumenta notablemente. Ya no nos limita al norte el río Apa, al sur el río Paraná, al este la frontera seca o tierra de nadie entre Pedro Juan Caballero y Ponta Porá o al oeste el Chaco paraguayo con sus hitos que nos recuerdan hazañas guerreras.
Al hablar de Iberoamérica, ampliamos nuestro campo de acción y traspasamos nuestras fronteras geográficas, intentando encontrar algo similar en todo este conjunto de pueblos y comunidades diseminados a lo largo y a lo ancho de los países de ésta parte del continente.
En definitiva, debemos afirmar claramente, que Iberoamérica existe, es una realidad concreta que debemos asumirla y proyectarla como parte nuestra, de manera a ubicarnos en el contexto globalizador.
Los países iberoamericanos en verdad tienen mucho en común. Desde el principio hasta hoy. No puedo decir desde el principio hasta el fin, porque puede morir un iberoamericano, pueden morir cien, si quieren mil o diez mil, pero los pueblos nunca perecen. Siempre habrá un pueblo iberoamericano, prueba de ello es la continuidad de un pueblo paraguayo, luego de una guerra genocida como fue la Guerra de la Triple Alianza.
Decía, que tenemos mucho en común, en primer lugar nuestro principio, fuimos países colonizados, donde nuestras culturas primitivas fueron atropellados, pero como todo pueblo heroico hemos cual ave fénix resurgido entre las cenizas y han nacido hombres y mujeres que pudieron liberarnos.
Es decir, esa atadura inicial, ese yugo bajo el cual estuvimos sometidos, fue roto, con las ideas, el pensamiento, los planes y la valentía propia de hombres cuyos apellidos hoy nos rememora la real existencia de una identidad iberoamericana.
Esa identidad que como todo parto fue doloroso al principio, fue construyéndose paso a paso, mediante hombres de la talla de Rodríguez de Francia, Caballero, Troche entre otros, San Martín el libertador de América con el acompañamiento del paraguayo José Félix Bogado, Bolívar, O Higgins en Chile y tantos otros hombres a cuyos nombres debemos la identidad iberoamericana.
Ni las diferencias geográficas, ni los límites propios de toda persona humana, impidieron que se cruce la gigantesca cordillera de los Andes, esa imponente y maravillosa obra de la naturaleza, para proceder a independizar a todos los países hasta ese momento gobernados por hombres que respondían a la corona española.
Ellos soñaban con una sola patria americana, ellos en verdad querían concretar el motivo del encuentro de ésta noche: la “identidad iberoamericana”.
Pero la Gran Colombia, el sueño bolivariano aún sigue esperando políticamente, aunque culturalmente existen elementos que nos unen cada vez más porque los iberoamericanos estamos unidos por instrumentos que nos permiten conocernos cada vez más.
Entonces, obviamente podemos hablar de “identidad iberoamericana”. Solo el sometimiento ideológico de nuestros pueblos no nos permite acercarnos mucho más de lo que ya nos encontramos.
Pero finalmente, nuestro tema nos orienta hacia la globalización. Y al fin de cuentas, ¿qué es globalización?. Y la primera respuesta es un sistema, sí, un sistema impuesto por la ideología que domina al mundo: el neoliberalismo.
Es cierto, hoy prácticamente ya no existen fronteras, todos los pueblos están inmersos en éste proceso globalizador. Nada nos impide, salvo algo fundamental: el dinero.
Esta libertad de mercado, el famoso juego de la libre oferta y la demanda donde el mercado lo soluciona todo, tiene un nombre: son las características visibles de la globalización.
Aquella teoría económica que Uds. habrán estudiando en 8° Grado, en Historia y Geografía, donde Adam Smith habla de las maravillas del liberalismo económico, hoy desembarcado en un neoliberalismo salvaje que solo aumenta la brecha entre pobres y ricos.
Alguna vez, Celso Velázquez, fallecido periodista paraguayo, intentando graficarme la globalización me dijo que era una carrera: los países desarrollados EEUU, Japón, Korea, ect, ect, corrían en avión, los países en crecimiento o en vías de desarrollo como Brasil, Argentina, Chile (que ahora ya es de 1er. Mundo) corrían en colectivo y la pregunté en qué corríamos los países sub desarrollados como Paraguay, Bolivia, Ecuador, Perú, ect, me respondió con una fina ironía: kavaju ari. Y remataba preguntándome: ¿Quién ganaría esa carrera?.
Ese quizás constituya el principal problema de la globalización. Donde parece ser que todos somos libres, pero en verdad, estamos atados por el vil metal: el dinero. El neoliberalismo impulsa la globalización y debemos ver como podemos ingresar en éste sistema sin renunciar a nuestra identidad.
Pero al fin de cuentas, la globalización es un tema del cual no podemos estar exentos. El problemas son los problemas de la globalización (y es un juego de palabras). Es decir, ya no podemos retrocedernos al tiempo de Francia y cerrar nuestras fronteras. Eso es imposible y sería una demencial actitud a estas alturas. Estamos globalizados y lo seguiremos estando.
El problema es del sistema económico. Debemos socializar al mundo. Debemos volver a la ideología donde la riqueza se comparta, no como ocurre ahora, al decir de uno de los más representativos pensadores latinoamericanos Eduardo Galeano, donde se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas.
Eso ocurre ahora y vemos un mundo cada vez más inhumano donde en algunos puntos, algunas naciones imperialistas desbordan en la abundancia y en la riqueza, mientras que en otros puntos por un pedazo de pan se asesinan personas humanas.
Por ello me parece finalmente interesante el tema planteado: “comprender los desafíos de mantener la identidad iberoamericana aún estando globalizados”.
Y los desafíos son varios, pero se limitan a una sola palabra: LA IDEA. Nada mejor que el conocimiento, el desarrollo del intelecto, el poder de la palabra que emerge de un sano pensamiento de jóvenes como Ustedes cuyas personalidades estan sobrecargadas de esperanzas hacia un futuro mejor.
Ya lo dijo un ilustre visitante hace unos días: “la educación es el antídoto por excelencia contra el delito. Las cárceles constituyen las universidades del delito”. El país necesita de hombres y mujeres capaces, así comprenderemos nuestra real identidad, esa dimensión personal y social que nos debe orientar y acercarnos hacia un puerto seguro.
Y ese es nuestro principal desafío. Conocer quienes somos, hacia donde nos estamos yendo y hacia donde queremos ir. Seguro, con ideas, pensamientos y planes de acción claros, vamos a llegar a la meta.
Muchas gracias.
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