Hace cien años fallecía Rafael Barret.
Hoy es 17 de diciembre. Desde anoche cuando volvía de una cena con los amigos del Club Dos Bocas me era dificil digerir la profundidad de su legado y enseñanza. Rafael Barret, el Maestro. El mismo que por circunstancias del destino se acercara a ésta patria que lo abrazó como propia. La misma República que no le entendió en su momento y que sus discípulos, quienes lo tomamos como Maestro porque sus obras nos convencieron del gran contenido social que tenía. Ese es Rafael Barret. El mismo que desafiando a las autoridades volvió al suelo patrio y eligió Misiones. Sigilosamente por el sur fue ingresando, como quienes hoy en los días de paso; lunes, miercoles y viernes, utilizan el viejo puerto de Guardia Cue, para volver al suelo amado.
Barret lo hizo. Se refugió en Laguna Porä y desde ahí batalló. Batalló durante un año contra la terrible enfermedad que lo aquejaba, se reencontró con su amada Panchita y su hijo Rafael Alejandro. Los camalotales del fresco Arroyo Yabebyry acariciaron su piel, el sol y el polvo blanco curtieron su rostro, los caballos de la Estancia lo deambularon por el maravilloso verdor de la selva que se rindieron a sus pies.
Rafael Barret, fallecía en una tarde como hoy. Eran las 16:00 hs. y nos dejaba su gran legado, que hasta hoy nos compunge y compromete a seguir en la lucha. La misma lucha impregnada en El Dolor Paraguayo, Moralidades Actuales, Germinal y su sinfin de artículos.
Maestro: la lucha no ha sido en vano. Pasaron cien años, pasó un siglo y tus lecciones siguen tan vigente que nunca.
Yabebyry Misiones, 17 de diciembre de 2010.
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