Los dias de Barret en Yabebyry, hace cien años.
“Arrastro mi butaca de enfermo al ancho corredor, al amparo de las madreselvas; me tiendo con delicia y procuro no pensar en nada, lo que es muy saludable. Un centenar de gallinas picotean y escarban sin cesar la tierra; los gallos padecen la misma voracidad incoercible; olvidan su profesional arrogancia y hunden el pico. Esa gente no alza la cabeza sino cuando bebe; entonces miran hacia arriba con expresión religiosa”.
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