Padre Carlos Heyn analiza en la edición de la fecha de hoy del diario ABC Color el "ser paraguayo".
En la edición de la fecha del diario ABC Color, el religioso Carlos Heyn en forma breve pero concreta realiza una maravillosa descripción del “ser paraguayo” como también los hechos que posibilitaron la unión de españoles con indígenas guaraníes. Brillante material que compartimos con los lectores de éste blog.
EL PARAGUAYO PROTAGONISTA DE SU HISTORIA
Las ideas libertarias y heroicas.
En pocos días más, Paraguay celebrará su bicentenario, proceso que logró gracias al protagonismo de hombres y mujeres, quienes a lo largo de 200 años pusieron el hombro para tener un país libre de ataduras. Hablar del acontecimiento sin referirse a quienes hicieron aquella historia sería incompleta. El padre Carlos Heyn destaca en esta nota el heroísmo del ser paraguayo, en quien desde un principio latía el espíritu libertario. Al mismo tiempo, habla de los vicios que debe desterrar para asegurar un futuro más digno para el país. Por Anibal Modesto Velázquez
Sacerdote salesiano, abogado e historiador, padre Carlos Heyn. El religioso es autor de libros y fue párroco de María Auxiliadora.
Heyn se remonta al pasado, en tiempos de la conquista, para fundamentar la descripción del paraguayo, que a su criterio es “único”. Sostiene que en los textos de los cronistas que acompañaron a los conquistadores se mencionaban a los primeros indígenas semidesnudos y de idioma diferente que habitaban estas tierras. Estos fueron quienes contactaron con los españoles, y así se dieron los primeros pasos para la gestación de la nación paraguaya.
Ese relacionamiento fue muy rápido, porque se necesitaban. Los europeos venían sin mujeres, y encuentran indias. Los indígenas, en cambio, una vez aplacado en su rebeldía, veía como aliados a los españoles para protegerse de otras etnias que rechazaban la conquista.
Pero, más que las indias, los europeos necesitaban alimentos, y a medida que contactaban, querían asegurarse la provisión.
El encuentro de dos culturas –según Heyn– hizo que las grandes raíces de estas tierras sean: la geografía, la raíz social (dos razas e idiomas distintos), la económica y la religión, y al mezclarse todo, surge una nueva cultura, la del paraguayo.
Del Archivo de Indias trajo un documento redactado por un cronista, en el que el indígena trataba de explicar su forma de ser, es decir, a pocos días de la conquista, ya era un lenguaraz.
No obstante, el contacto sexual fue a su criterio el paso fundamental para que surja el paraguayo. Los primeros que vinieron eran más bien varones, y aquí la mayoría eran mujeres, y como el hombre no podía vivir sin la mujer, se encuentra con novedades, “y a quién no le gusta el sexo”. De esta relación nacen los nuevos habitantes, un poco español y otro poco indio, que es el mestizaje; luego surgen los criollos, cuando se mezclan más y ya no hay diferencias.
Las crónicas dicen que las indígenas eran de buena constitución y pertenecían a los carios que estaban en los alrededores de lo que es hoy Asunción. Los guaycurúes, en cambio, no se cruzaron con los conquistadores.
Nueva generación
Los hijos de Domingo Martínez de Irala ya se podrían considerar la nueva generación de paraguayos. Tuvo muchísimos, porque cuando llegó a América era jovencito, lleno fortaleza. El reconoció a su hija natural, y una de ellas era Ursula. Tenía muchas mujeres. Se metía con las hijas de los caciques y reconocía a sus hijos porque era católico. Por aquella época, al Paraguay se lo conocía como el “paraíso de Mahoma”. Otro bien paraguayo, pero al mismo tiempo español, fue Hernandarias.
Heyn relata que el crecimiento poblacional del Paraguay era impresionante, a tal punto que cuando se llega a la era independiente ya pasaron tres siglos. “Cuando vino Azara, un poco antes de la independencia, dice que los paraguayos parecen todos iguales porque quieren ser libres. Ya estaba la conciencia de la libertad, porque los españoles monopolizaban todo; los impuestos... Además, eran los únicos que podían ocupar los cargos.
En esa época, antes de la independencia, Paraguay ya tenía una generación de jóvenes, quienes vivían en un ambiente de exuberante naturaleza, que le daba todo. Ellos eran quienes defendían la frontera del ataque de los portugueses y de los porteños cuando, al mando de Belgrano, vinieron con intenciones de apoderarse de estas tierras. En la batalla de Cerro Porteño (19 de enero de 1811), los españoles corrieron, y quedaron los paraguayos a luchar. Eran buenos militares, que no podían ocupar cargos.
Espacio ganado
Con la independencia (14 y 15 de mayo de 1811), estos guerreros entran en el gobierno. Tomaron los cuarteles y, de a poco, empiezan a desplazar a los españoles, sin utilizar las armas.
Según Heyn, después de esta gesta se consolidó la identidad del paraguayo y ya no hubo esa confusión de criollos o mestizos. El guaraní ya se hablaba libremente, se accedía a la tierra propia. En contrapartida, el que no quería ser independiente iba afuera o se le confiscaban los bienes. Esta conciencia del ser paraguayo fue promovida por el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia. También empezó a organizar un ejército para defender la patria.
Luego aparece Carlos Antonio López, un hombre fuerte que también inculcó en el paraguayo el amor a la patria y al progreso. Consolidó la identidad que promovió Francia. Surge igualmente Francisco Solano López, y en esa época ya se tenía un gran ejército, que sabía luchar. En estos soldados aparecen el heroísmo, que es la característica principal del paraguayo.
Mujeres heroicas
Y si bien el país casi se extinguió, pudo renacer de sus cenizas, gracias a sus mujeres. Ellas acompañaron al Ejército; mientras se peleaban en las batallas; cultivaban en el campo para que no falte el alimento. Al término de la Guerra grande (1865-1870), había de siete a diez mujeres por cada varón que, al mismo tiempo, en su mayoría eran niños y ancianos. Y ellas se encargaron de repoblar el país, y surge otra generación.
La mujer cargó en sus hombros el resurgir del Paraguay. Por eso hay mucho maternalismo.
La generación posguerra del 70 fue aun más heroica, según Heyn. Aparece en escena el obispo Juan Sinforiano Bogarín, que con su discursos levanta la conciencia y la moral de un pueblo aplastado por la desgracia. Clamaba por un paraguayo que acceda a la educación, a la salud y a los grandes desafíos.
Pero la dicha no duró mucho, porque luego de algunos años vino la guerra contra Bolivia. El paraguayo vivía solo en la Región Oriental y no veía que tenía una gran potencia en el Chaco para el futuro. El avance boliviano nuevamente chocó con el heroísmo del paraguayo, que se fundamentó en la unidad. La mujer nuevamente se quedó a trabajar para aprovisionar a las tropas; otras, en cambio, servía en hospitales de campaña. Con la sacrificada contienda, se evitó que miles de hectáreas pasaran a manos de Bolivia.
Militarismo
Después de esta guerra, vino el militarismo, para luego desembocar en los grandes cambios políticos, social, económico y cultural.
El contemporáneo
El paraguayo contemporáneo –según Heyn– sigue siendo un sujeto “paraguayo”, que conservó su identidad basado en su tierra, en la parte humana y en su cultura. El país es pequeño, pero con mucho futuro. Tiene una mayoría joven con derecho a vivir mejor, donde ellos sean los protagonistas. La gente quiere solo la plata rápida, pero la clave está en el trabajo, y el compatriota debe trabajar si quiere salir adelante. En ese contexto, debe superar el fanatismo y anteponer el ser paraguayo sobre los colores.
El paraguayo del futuro, a su criterio, debe caracterizarse por el acceso a salud, educación y al trabajo. Debe superar mañas como la violencia, el pesimismo, el vaivai, y la incapacidad de llevar emprendimientos serios. El machismo es otro de los defectos que debe superar.
El paraguayo del futuro, a su criterio, debe caracterizarse por el acceso a salud, educación y al trabajo. Debe superar mañas como la violencia, el pesimismo, el vaivai, y la incapacidad de llevar emprendimientos serios. El machismo es otro de los defectos que debe superar.
El prototipo del compatriota actual debe ser el que cumpla los ideales del 14 y 15 de mayo de 1811, que son: ser libres, progresistas, abiertos, democráticos, religiosos y honestos. Desea un Paraguay eterno como el himno de la época Carlos Antonio López, que decía: “Contra el mundo si el mundo se opone; si intentara su prenda insultar, batallando vengarla sabremos como en la guerra, o abrazados con ella expirar”.
Finalmente, indicó que el Paraguay es grande porque sus hijos supieron defenderlo y morir por él, y esa conciencia se transmite a cada generación.
1- “Los europeos venían sin mujeres y necesitaban de las indias... Y a quién no le gusta el sexo... Y al mezclarse, surge una nueva cultura, la del paraguayo”.
2- “Cuando vino Azara, poco antes de la independencia, decía que los paraguayos parecen todos iguales porque quieren ser libres. Ya estaba la idea de libertad”.
3- “El paraguayo del futuro... debe superar mañas como la violencia, el pesimismo, el vaivai y la incapacidad de llevar emprendimientos serios”.
Mañana: Un ser virtuoso, con defectos
16 de Febrero de 2011 00:04
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