El mejor atleta misionero del Bicentenario: Raúl Villalba. San Juan.
Raúl Villalba, hasta la fecha el único que logró el premio: "Gran Atleta Nacional" de la Presidencia de la República. 1963. |
46- Raúl Villalba. San Juan Bautista. Un atleta misionero que rompió todos los récords. Las praderas de Misiones emanan un aire libre que nos impulsa a practicar deportes que son sanos y fortalecen el espíritu de la persona. Es así, que en la década del sesenta aparece por la capital departamental, un hombre que si bien nació el 12 de julio de 1944 en la folclórica y apacible “San Antonio Parakau” de Santa María, “esa suave colina ubicada a 122 metros sobre el nivel del mar que es San Juan Bautista” lo cobijó como un hijo ilustre y desde ahí hizo patria a través de la vida sana y del deporte de la velocidad humana. Batió todos los récords, en salto alto, largo, carrera de 100 ms., 400, 800, 5000 y 10.000 metros llanos.
El país se arrodilló a sus píes entre los años 1962 al 63 y como todo buen deportista no se quedaba solo en el Atletismo, sino que el popular club Sportivo Obrero también lo vió deleitar entre sus jugadores de fútbol de campo.
El otrora Colegio Nacional San Juan Bautista, hoy Colegio Alen Saúl Espínola lo recibió como un brillante alumno, donde sus compañeros y docentes le demostraban cariño y respeto, principalmente por tener en sus filas a quien le hizo ganar cuantas medallas existieran en los habituales torneos estudiantiles de la época. Cumplió con el Servicio Militar Obligatorio en la 3ra. División de Infantería, siendo recibido por el Presidente de la República de aquel tiempo Alfredo Stroessner, quien le entregó el premio “Gran Atleta Nacional” el 26 de agosto de 1963 y una beca para estudiar en Chile. Era recibido luego de cada competencia donde triunfaba por cientos de ciudadanos sanjuaninos a la vera de la Ruta 1, quienes así le demostraban el cariño y el respeto que se ganaba por sus logros deportivos.
En su libro “Reminiscencias Sanjuaninas”, César Colmán lo califica como “la figura más rutilante que produjo el atletismo misionero”. Indica que llenó de honra y gloria el deporte sanjuanino. Lo califica de atleta excepcional y que en sus corridas “pareciera que tuviera alas y careciera de píes”.
Al día siguiente del gran premio recibido, ocurre lo imponderable. Camino a su querida San Juan Bautista, volviendo de la competencia donde se galardonó como el mejor, se produce el accidente donde fallece. La vida tiene sus historias y sus vueltas que es difícil de creer. César Colmán en el mismo libro nos ilustra la manera en que se desencadenó la tragedia: “En pleno regreso, entre cantos y flamear de banderas, en el km. 65 de la Ruta 1 “Mcal. Francisco Solano López” se produce lo imponderable, el camión pierde la dirección y se va a la deriva, rozando un poste de la red telefónica destrozando la cabeza de Raúl Villalba quien muere instantáneamente”.
“Luego de la alegría y orgullo de las colectividades misioneras, al enterarse de la desgracia comenzó la tragedia. Lo que fue risa se convirtió en llanto. Todo San Juan se volcó en el domicilio del atleta en desgracia, calle Unión (hoy Raúl Villalba) y Dr. Alamanni, para ver llegar a su héroe y acompañar al joven vencedor, cuyo cuerpo fue velado en los salones de la Municipalidad”, agrega Colmán.
“De esa manera, las páginas más brillantes de la historia del deporte misionero, se vistieron de negros crespones y hasta hoy los jóvenes siguen recordando al gran atleta, que una calle de la comunidad trata de perpetuar su hidalgo nombre: Raúl Villalba”, prosigue.
Finaliza diciendo dicho recordatorio: “en un recodo del camino nos espera la muerte. Lo llevó a un triunfador: Raúl Villalba, el mejor atleta misionero de estos últimos tiempos. Se ha marchado al infinito en busca de nuevos rivales. Por mucho tiempo por él se ha derramado lágrimas y será ya costumbre de los que aman el deporte. Raúl Villalba fue excepcional y ya lo esperaba los héroes olímpicos del cielo.
Por todo ello, por haber sido el primero entre sus pares, los brillantes atletas que Misiones dio a la patria, Raúl Villalba merecidamente se gana un espacio en nuestro Paseo de los 200 ilustres misioneros.
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