Lanzamiento oficial del Bicentenario en San Ignacio. Anoche: plaza San Roque González. Nuestro discurso.
En la noche de lanzamiento de los Festejos del Bicentenario y encendida de la antorcha de la libertad, me designaron para realizar el discurso oficial sobre el "marco conceptual de los festejos en San Ignacio Guazú". Esta es la transcripción del discurso realizado.
Los excelsos ciudadanos que integran la Comisión del Bicentenario me dieron la tarea de referirme al Marco Conceptual de los Festejos del Bicentenario del Paraguay aquí en San Ignacio Guazú.
Y partimos de nuestra Misión de “Conmemorar los 200 años de la patria desde la perspectiva de Misiones hacia el Paraguay, enfatizando el aporte de sus hijos y los acontecimientos que marcaron dicha fracción histórica de la ciudad de los 401 años, sin renunciar a nuestro rico pasado jesuítico guaraní”. La Visión es “San Ignacio Guazú es el centro de irradiación cultural de la Nación Misionera”.
Hoy, en éste emblemático sitio de encuentro de varias generaciones a través de estos cuatro siglos de existencia, una vez más ratificamos los sueños e ideales de quienes desde aquel lejano 29 de diciembre de 1609, iniciaron esperanzados un nuevo sistema de vida social que se acercó a la sociedad perfecta.
Fueron dos siglos antes que Paraguay existiera oficialmente como país, que en las cercanías de éste mismo sitio que pisamos, hombres y mujeres de las parcialidades de los caciques Arapysandu, Anangara, Pana, Mbirichua y el de la resistencia Tañara ya manifestaban un sentido de identidad y pertenencia hacia lo que ellos creían que era suyo, proyectando su convivencia hacia ese destino.
Por eso, hoy, es cierto, rememoramos la existencia del Paraguay y festejamos el Bicentenario, pero también reivindicamos los 201 años que lo precedieron. No podemos renunciar a aquella avanzada civilización donde la amalgama jesuítico guaraní dejó como legado histórico, no solo edificios en pie habitados y habitables hasta la fecha, sino la transmisión de un sentido de pertenencia que nos identifica y nos diferencia de los demás pueblos.
Reivindicamos el valioso acervo guaraní-jesuítico de nuestros orígenes, ya que ello forma parte de nuestra identidad colectiva como la cuna de los 30 pueblos jesuíticos que luego se dispersaron en territorios que hoy forman parte de tres países diferentes. Por eso comenzamos definiendo claramente el horizonte como método de festejo del Bicentenario del Paraguay.
Pero, al unirse San Ignacio al Estado que nació el 14 de mayo de 1811 tampoco podemos olvidarnos de nuestros hijos ilustres. Aquellos ignacianos que no sólo en el Paraguay, sino en toda América, acompañaron el nacimiento de países hermanos. Como no recordar a los cuatro ignacianos que acompañaron a San Martín en la independencia de países al otro lado de los Andes: el Tte. Coronel Patricio Maciel, el Cap. Vicente Suarez y los sargentos Juan de Dios Romero y Rufino Bordón
O aquellos once ignacianos que vivieron la Batalla de Acosta Ñu el 16 de agosto de 1869. O los seis compueblanos que llegaron con Solano López hasta Cerro Corá, entre ellos las dos mujeres de la Escolta de Madame Lynch, María del Socorro Palacios y Toribia Acosta, quienes acompañaron a la irlandesa en la sepultura de Solano López y su hijo Panchito en las serranías del Amambay. Enumerar a los valientes compueblanos que dieron su vida en el Chaco paraguayo nos llevaría mucho tiempo.
Lo que sí queremos hoy es rendir homenaje a nuestros hijos ilustres que antes de estos doscientos años y durante estos dos siglos de existencia del Paraguay hicieron honor a sus orígenes.
Por ello, nos atrevemos en golpear las puertas de todos los sectores y especialmente el educativo, estamento fundamental para consolidar la propuesta. Nuestras aulas deben ser los centros de formación eficiente, para que nuestros niños y jóvenes no sean arrastrados por la distorsión y la desmemoria de nuestro rico pasado. La plataforma intelectual nos permitirá demostrar ésta riqueza que hoy sabemos que existía pero nadie lo mencionaba y vamos a ratificar una vez más que nuestro pueblo es capaz de encontrarse, reconocerse y enfrentarse al futuro con dignidad, solidaridad y compromiso.
Lo que planteamos es tener memoria histórica. La misma que es como un espejo donde nos miramos, para ver de dónde venimos, dónde estamos y saber que somos por lo que fuimos.
El rescate y puesta en valor de nuestro acervo guaraní-jesuítico se constituye en un deber ineludible tanto con el pasado como con el futuro: debemos cortar ahora y para siempre el hilo de la lógica del olvido, omisión y desmemoria. Dos siglos y un año de existencia de San Ignacio Guazú Misiones no pueden pasar desapercibidos, como si nada hubiera ocurrido a través del paso de cuatro generaciones de brillantes hijos de ésta comarca, como tampoco podemos renunciar a nuestros héroes propios que una vez unida nuestra patria chica al Paraguay, demostraron lealtad y patriotismo con la nueva República que ha surdido.
Por ello, estamos construyendo nuestra propia historia, al fin de cuentas esa es nuestra responsabilidad. Nadie vendrá a hacerlo por nosotros. Omitir la mención de dos siglos vividos antes de este glorioso Bicentenario, es libreto o guión de los que, por acción u omisión, promovieron el olvido. Omitir a nuestros hijos ilustres de los dos siglos siguientes que vivió nuestra comarca también lo es. Y no podremos ser dueños del presente y constructores del futuro si conocemos nuestro pasado vagamente.
Es nuestra responsabilidad, deber y desafío. Por eso, finalmente ratificamos plenamente que nuestra ciudad posee cuatro siglos de existencia, que es la cuna del fútbol mundial, que es el sitio donde Roque González de Santa Cruz comenzó su camino hacia la santidad, que Arapysandu y los demás caciques tuvieron visión de estadista que salvó a su pueblo del exterminio, que una vez unida al Paraguay ésta comarca San Ignacio Guazú Misiones le dio cientos de hijos ilustres y que hoy, más que ayer, más que hoy y por un mañana consolidado se une desde su propia perspectiva a los Festejos del Bicentenario del Paraguay.
Muchas gracias.
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