98- Marciano Páez Palacios: el Karaí Juez que hizo patria en las primeras décadas de los 1900 en la capital departamental San Juan Bautista.
98- Marciano Páez Palacios. San Juan. “Un magistrado a carta cabal”. Así como hemos recordado a uno de los primeros Jueces de Paz de San Ignacio e incluido en nuestra lista, Don Nicandro Céspedes; en éste espacio nos corresponde referirnos a un magistrado que hizo patria desde la capital departamental.
Se trata de Marciano Páez Palacios, “un verdadero Señor en amplio sentido del término, que brindó ejemplo de vida tras sus pasos por éste rincón sanjuanino”, al decir de Gregorio César Colmán.
Los adjetivos no bastan para referirse al mismo: monumento a la honestidad, no tenía precio, administró limpia y transparente justicia entre otros. Fue Juez de Paz durante 37 años. Fue la probidad en persona.
Casado con María Belén Rivarola con quien tuvo cuatro hijos. Llegó a cursar hasta el cuarto año de la carrera de Ciencias Jurídicas, pero su sólida formación le sirvió incluso para dictaminar en cuestiones que le consultaban profesionales del derecho ya recibidos. Es que la práctica hace la Maestro y como tal, nuestro ilustre de la fecha tenía sus méritos.
“Don Marciano Páez Palacios educó con su ejemplo. No fue dueño de ningún título universitario, pero se graduó en la experiencia de la vida y su tesis inmortal que lo defendió con alma e inteligencia versó sobre su conducta intachable y honorabilidad a toda prueba”, escribe Chingolo Colmán.
Las circunstancias políticas de la época hicieron que en 1936 cesara en su cargo. Era de tendencia liberal y los nuevos vientos promovieron cambios, incluso algunos injustos como en éste caso.
Pero ello no mermó su dinamismo en beneficio de la sociedad sanjuanino en particular, misionera en general y paraguaya. Instaló en la capital departamental una fábrica de pelotas de fútbol, única en su especie en todo Misiones. Seguidor del club 24 de junio de la capital del país, uno de los grandes de Misiones, ocupó la presidencia en quince periodos. Su desempeño se caracterizó por la rectitud, el acierto y la responsabilidad.
“Todo el tiempo que vivió en esta ciudad exhibió gran señorío, personalidad, de ahí fue influyente sobre los ciudadanos de su tiempo. Era el líder respetado por sus conocimientos, conducta y determinaciones”, agrega Colmán.
Falleció en 1956, dejando el recuerdo de una vida dedicada a los demás, a la sociedad al que pertenecía, en fin a la patria. Hizo patria desde la Magistratura, siendo uno de los exponentes de los antiguos Juzgados de Paz donde el Juez debía calmar las angustias de quienes acudían a él, intentar la conciliación entre conciudadanos y por sobre todo mantener la paz social que en dicho tiempo era una tarea muy difícil. “Don Marciano lo consiguió, hizo patria y por eso ocupa un lugar entre nuestros ilustres”.
Comentarios
Publicar un comentario