El hombre de los más potentes disparos con las piernas: Martín Leiva.


163-       Martín Leiva. San Ignacio. “El futbolista ignaciano de los más potentes disparos”. El barrio San Vicente, histórico epicentro del casco urbano de San Ignacio, donde al decir del poblador de dicha zona y actual presidente de la Junta Municipal Máximo Génez, “todos son descendientes del cacique Arapysandú” porque esa era su zona de influencia, su jurisdicción, tuvo sus hombres que contribuyeron para que el mismo vaya poblándose en antaño y creciendo para convertirse en lo que hoy es.
Uno de dichas figuras es nuestro ilustre de la fecha. Se ganó este sitial, principalmente por su aporte en el campo del deporte. El inmortal “Martín Leiva”, cuyos potentes disparos hasta la fecha nadie pudo superar.
Narra Jorge del Puerto en su obra “Vivos para Siempre” que hasta hoy, en todo Misiones (Paraguay), no se conoce un futbolista de los kilates de Martín Leiva… Hombre correcto y deportista ejemplar.
“Su contextura física, en general, correspondía a la de un gran atleta. Sin embargo, sus botines eran confeccionados especialmente para él; calzaba 38 en un pie y 36 en el otro, pues los dedos de uno de ellos estaban atrofiados… pero, posiblemente, este pequeño “defecto” potencializó la fuerza de sus patadas, la potencia de sus zapatazos. Verdaderos mazazos a la pelota”, cuenta Del Puerto.
Explica que nuestro ilustre formó parte del plantel del 31 de Julio por más de dos décadas. Era un verdadero terror de los arqueros, “sus tiros eran fieros martillazos, que siempre lograban el objetivo”, al punto que en una oportunidad, en una anécdota muy recordada, ejecutando un penal, además de la pelota, el arquero Ledesma fue arrogado dentro del arco… ¡Golazo!
“Todo Misiones conoció la potente patada del “pychéke” (pie deforme), como lo apodaron. Cuando ingresaba a la cancha, lo hacía con alma y vida. No concebía otra forma de defender la camisa”, agrega.
En la década del 90, una importante Escuela de Fútbol fue habilitada con el nombre del brillante ilustre de la fecha. Tiempo después dejó de funcionar, pero en su momento se constituyó en el merecido homenaje a un hombre que del fútbol hizo un estilo de vida. Por haber sido único en su manera de desenvolverse en las antiguas canchas misioneras y enarbolar la amistad como bandera de lucha, haciendo de ello una filosofía de vida, hoy lo incluimos entre nuestros ilustres del Bicentenario.

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