Ilustre Número 100: "Yamila Cecilia Cantero Cabrera!!!!!.


Yamila Cecilia Cantero Cabrera.
100- Yamila Cecilia Cantero Cabrera. San Ignacio. Una mujer indomable que dio la vida por sus ideales. La decisión de incluirla dentro de los doscientos ilustres de Misiones se basa principalmente en el testimonio de vida que nos ha enseñado. Es cierto; es familiar directa del autor de este rescate histórico, pero más allá de esa línea sanguínea, nuestra ilustre de la fecha ha tenido sobrados méritos en su corta existencia para merecer un legítimo espacio en nuestra galería. Nació el 28 de enero de 1976 en San Ignacio Misiones.
Una mujer carismática, solidaria, inteligente y brillante, hizo sus estudios primarios en sus inicios en el Colegio San Vicente de Paul, para finalmente culminar en la entonces Escuela Graduada 152 San Roque González de Santa Cruz en el año 1990, siendo la mejor egresada de su promoción. Sus estudios secundarios lo realizó en el Colegio Nacional EMD “Rigoberto Caballero” entre los años 1991-1996. Estudió la carrera de Derecho hasta el cuarto año, específicamente hasta el 6 de julio de 2002 donde manos asesinas truncan su marcha triunfal hacia el título de Abogada.
Dinámica y jovial se desempeñó como destacada periodista en las emisoras Arapysandu, Libertad FM, San Roque González de Santa Cruz, Radio Nuevo Amanecer de Santa María, entre otros. Fue Redactora y columnista en los Semanarios La Jornada y Página 10 del departamento de Misiones, como en otras publicaciones de la zona que solicitaban su aporte profesional.
En el ámbito deportivo, fue la Secretaria de la Comisión Directiva que otorgó el primer título de campeón al club de sus amores YTORORÓ FBC en la entonces Federación Deportiva Misionera, hoy Liga Ignaciana de Deportes en el año 1997.
La amistad fue un valor incalculable que siempre sembró. Así varios poetas en vida le dedicaron versos maravillosos, como el realizado por Marino Ciro Rodríguez en “La Diosa Morena del Ytororó” el 28 de enero de 2000, cuando decía:
Heriste la tierra en grieta muy larga
Para que saliera tu agua con furia
El suelo caliente de tosca tan dura
Hiciste un acuario de agua muy dulce.
Los verdes camalotes adornan tu gruta
Húmedo revoque con piedras de adobe
Ponen melodía los grillos chillones
¡cantando alegre las ranas gritonas!.
Rugieron las aguas, como un torbellino
Muchos se asombraron al verte salir
¡Tu cuerpo desnuda! como virgen pura!
¡La Diosa Morena del Ytororó!.
Este sol que te acaricia, esa piel tan delicada
La mujer más elegante! De cintura delgada
¿Quién fue el artesano que hizo ese cuerpo?
Figura increíble que jamás haya existido...
¿Qué tiene esa mirada que me mira de reojo?....
me tiene como cautivo cada vez que nos miramos
viniste a quebrantarme, ¡sin piedad, tú me castigas
condenado de por vida, soy tu prisionero!.
¡Tú que dices la verdad y reclamas la justicia!
Rompe ésta cadena y éste encierro injusto....
No permitas que me muera por quererte solamente
Dame un poco de amor y te amaré eternamente.
Así también el actual Ministro de Comunicación del Gobierno de la República del Paraguay y conocido periodista misionero por mucho tiempo, Augusto Dos Santos escribía sobre ella: “Pensaba en los Zapatistas cuando me disponía a escribir en memoria de Yamila Cantero. No me olvido que en los momentos de mayor conmoción, inclusive de enfrentamientos entre sectores periodísticos en alguna de cuyas filas ella militaba, tenía siempre una sonrisa conciliadora, un gesto amable, una broma al paso”
“La muerte de Yamila fue una forma de inmortalizar su recuerdo, pero al mismo tiempo ha constituido una lección de humildad para quienes transitamos el mundo de la comunicación como quienes transitan en los carruajes dorados de las deidades legendarias, sobrevolando lo mundano. Nos alecciona que la humildad es siempre el rumbo y la palabra no es una herramienta de guerra sino de amor, de paz y de reconquista de la armonía del hombre / mujer con el hombre / mujer, con su entorno y con el universo”.
“En incontables ocasiones hemos hablado de Yamila como eficiente cronista de la radio que la ocupaba, cuando en la radio que me toca dirigir recordábamos el trabajo de la competencia. Y siendo que en estas evaluaciones las referencias hacia los periodistas de “ la otra vereda” no suelen ser muy bondadosas, Ella se salvaba siempre, por el contrario, cosechaba siempre generosas apreciaciones sobre su capacidad, pero por sobre todo su calidad de persona”-
“Ella nos demostró que la firmeza y la calidad en el desempeño de la tarea periodística no es vinculante con la destrucción y el desmoronamiento del adversario o el objetivo de una investigación. Que se puede des-calificar un emprendimiento, una investidura, una acción humana, sin repasar con las ruedas de la inclemencia sobre el descalificado”
“Vuelvo a Yamila y su memoria. Y rescato otro valor que la adornó con la fuerza de su corazón franco y generoso. La amistad. Más que amiga, según he captado en la interpretación cariñosa de su entorno en San Ignacio, ella supo ser compañera. Quizás influenciada por ese personaje que tanto valoró y que es símbolo de la mejor rebeldía: el Che Guevara”
“Creo que otro valor importante que transmitirá Yamila por siempre a los compañeros y compañeras que compartimos la comunicación social es el valor de la fraternidad, de esa fraternidad que no se confunde con el corporativismo de la impunidad, sino se respalda en el juego del consenso y el disenso en la interminable sucesión de mi verdad-tu verdad- nuestra verdad y todas las verdades unidas o controversiales, porque que es otra cosa la verdad sino el estadio más próximo a la veracidad objetiva desde la subjetividad inevitable de ojos, oídos, interpretaciones, razonamientos e historias particulares y personales. Su memoria debe enseñarnos que esa parte de la verdad que atesoramos cada uno de nosotros no es otra cosa sino la potencialidad de toda la verdad que nunca se reunirá como que la propia objetividad no es otra cosa sino una utopía bella pero tercamente utópica”, terminaba diciendo Augusto Dos Santos.
La 6ª. Edición de la Copa Radio Libertad, un importante torneo deportivo de fútbol en San Ignacio que reúne a equipos de barrios y compañías le rindió un sincero homenaje, donde fue evocada su memoria, sonrisa, amistad y afecto porque ella también forma parte de dicha idea, semilla que se sembró hace varios años y fue creciendo para formar parte de la historia de éste pueblo que a través del fútbol, la pasión de multitudes une amistades y fomenta el sano esparcimiento.
Por su parte, en la presentación del libro “Yamila: la diosa morena del Ytororó”, editado un poco después de su muerte decíamos:
“Escribir sobre Yamila Cecilia Cantero Cabrera es un compromiso más que serio. Su legado es el mayor desafío que tenemos sus familiares para no defraudar a la sociedad que en el momento justo ha respondido cuando estábamos aún sumamente sorprendidos por su tempranera muerte que truncó una figura importante por su proyección social y su empecinamiento por un futuro mejor.”
El deber aumenta cuando sabemos que la “diosa morena del Ytororó”, tal como lo calificó el poeta local Marino Ciro Rodríguez, dejó como su más rico patrimonio la valiosa amistad de una multitud vigorosa que la despidió en el frío mes de julio del dos mil dos, demostrando una vez más, que el afecto ciudadano no se compra ni se vende: se gana.
Y ella se la ganó. Supo obtener el reconocimiento de los demás en base a una conducta sólida, irreprochable, siendo “amiga de toda/os” sin pedir nada. Con el solo objeto de dar rienda suelta a sus sonoras carcajadas, cuyos ecos aún parecen escucharse en los sitios que frecuentaba.
Yamila fue mi hermana. Una compañera de lucha, ideales, sueños y esperanzas, que en la jornada menos esperada un ladrón de aquellos que nunca faltan, se nos llevó. Con su fallecimiento, se mutiló una joven vida, la de una soñadora, idealista, romántica, revolucionaria, en un hecho que hasta la fecha no tiene explicación y que el manto oscuro de la impunidad se encarga de sepultar definitivamente hasta que otra vida también sea segada por asesinos disparos de “hombres que viven en la vida muertos”, tal como diría el poeta andino Ricardo Palma.
Por ello, ésta obra es un homenaje. Primero a “ella” por su vida, aunque fue corta, efímera, fue productiva que mereció el reconocimiento solidario de la ciudadanía y segundo es el humilde agradecimiento a quienes compartieron el dolor con quienes heredamos la mayor riqueza de Yamila: la amistad de la gente.
Y como dice el gran poeta guaireño, Manuel Ortiz Guerrero, a Yamila la seguimos buscando, “en el poblado, en los desiertos entre todos los hombres y entre todas las fieras, ¡la soñamos diez años con los ojos abiertos!.......y no la encontramos físicamente.
Pero su partida, nos dejó una lucha, aquellas titánicas faenas contra un mal que invade éste país: “el olvido”. Decían colegas argentinos: “No se olviden de Cabezas”. Hoy, esa frase parece haber sido transformado cambiando solamente el apellido del fotógrafo argentino, por el nombre de ella.  “No se olviden de Yamila”, parece ser la constante, junto a la consabida pregunta de ¿quiénes y por qué la mataron?.
Ello, nos hace recordar al célebre filósofo Nietzche que en su célebre texto “Gaya ciencia” afirmaba “habéis oído hablar de ese loco que encendió una linterna en pleno día y se puso a correr en una plaza pública gritando sin cesar: ¡busco a Dios, busco a Dios!. Pero su grito provocó sólo risas. ¿Se ha perdido como un niño? decía uno. ¿Se oculta?. ¿Ha emigrado?. Así gritaban y reían en confusión. El loco saltó en medio de ellos y los atravesó con la mirada. ¿Dónde se ha ido Dios? exclamó. Voy a decirles: la ha matado.......la mafia que sigue funcionando por culpa de ¡vosotros y yo!.
La pregunta del párrafo anterior al ejemplo, nos lleva a la reflexión, acerca de la muerte de Yamila y la falta de justicia y castigo a los culpables.
Pero más allá de la justicia de los hombres, quienes hemos compartido con Yamila, sabemos que se hará realidad los versos de Elvio Romero, cuando hablamos de ella, diciendo con toda la seguridad que la fortaleza del espíritu nos da: “volverá con el vuelo de los pájaros, sumergida en la fiesta del sol en el camino, ella retornará cantando”.
“Con un sueño de amor entre las manos, sin dudas, sin temores ni pesadumbre alguna, -ella- retornará cantando”.
Y a nuestra madre, sus demás herederos le decimos que “no se desespere, Yamila, retornará de súbito, irá por las hondas palideces de las cosas que en ira se deshacen, por ese llanto suyo de aluminio, que alteró el asentado paisaje de su rostro”. (E. R.)
Por todas estas razones, la incluimos entre las doscientas personas ilustres del Bicentenario de la patria que tuvo Misiones, porque desde su posición de comunicadora social, joven universitaria, dirigente deportiva, también hizo patria y nos enseñó que el mejor camino es aquel donde la cordialidad, la sonrisa afable, el carisma y don de gente, tiene mucho más valor que el vil metal. Le hemos reservado el puesto número cien porque queríamos cerrar ésta primera parte con una figura emblemática y ella: Yamila Cecilia Cantero Cabrera lo es. Salud Patria Mia!!!!.

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