Ernesto Rodas, el vate ignaciano, locutor, lisiado de la Guerra del Chaco. Ilustre No. 162-


162-       Ernesto Rodas. San Ignacio. “El héroe de la patria y vate ignaciano”. Desde los primeros tiempos de la comarca, existieron exponentes que hicieron de la cultura una forma de vida. Uno de ellos indudablemente fue Ernesto Rodas. Patriota, ejemplar padre de familia, honrado ciudadano que defendió al Paraguay no solo a través de las armas, que muy bien lo hizo en el Chaco, sino a través de las letras, música, espacios radiales y cualquier segmento ciudadano, donde “Don Ernesto” con su don de gente, amabilidad, cordialidad y corazón patriota hacían posible brillantes tertulias ciudadanas.
Nacido el 8 de diciembre de 1917 en San Ignacio cuando los clarines de guerra hacían escuchar su inconfundible sonido, dejó el camino del saber y se marchó al Chaco paraguayo de donde volvió lisiado, pero con la frente en alta. Sentó plaza de soldado en Cañada El Carmen el 2 de noviembre de 1934.  Engrosó la fila de la Segunda división del 1er cuerpo de ejército que cortara la ruta enemiga del 14 de noviembre de 1934, cuando siendo las 13:00 hs. en el humeante Cañadón donde cayera prisionero el Coronel Walter Méndez con dos divisiones, altos jefes y siete mil prisioneros.
Estuvo en la toma de Oruro, el cruce de la arenosa recta Lobrego, conquista de Capirenda, luego Agua Blanca, el cruce de Parapiti con el Segundo Cuerpo de Ejército hasta Charagua, pequeña y hermosa ciudad clavada sobre el manso Cerro Aguarague, ubicado a 2856 metros de altura sobre el nivel del mar.
Cayó herido en Cruce Amboro, siendo Cabo Segundo y Comandante de Retén por escasez de clase. Fue retirado en camilla el 31 de mayo de 1935. Volvió a su Misiones querido colgado de la muleta, después de estar internado en el Hospital Militar en Asunción.
En su pueblo, retomó la vida ciudadana, por varios periodos fue presidente de la U.P.V Chaco, dedicándose igualmente a la agricultura.
Ejecutaba la guitarra con maestría y cantaba con elegancia. Las noches de Serenata misioneras contaban con su inconfundible presencia en las románticas noches de las décadas del 40 a 50. Así recorría toda la zona. Igualmente era locutor, animador de fiestas populares, festivales. Llegó a actuar en varias obras de teatro popular, las famosas veladas artísticas. Desde sus inicios se desempeñó como locutor en Radio Arapysandú de San Ignacio, donde el programa “Ka´aruete” durante varios años era la cita obligada de la sintonía en la zona.
Fue corresponsal de ZP 12 Radio Carlos Antonio López por más de 15 años. Formó el conjunto musical “Trío de la Simpatía” con el también ilustre de nuestra galería Emigdio Bobadilla Arriola y Ramón Ortiz. Todos eran ex combatientes de la Guerra del Chaco. En el arpa los acompañaba Rubito Figueredo.
De profesión peluquero y barbeador, su peluquería era el punto obligado para sintonizar los encuentros de fútbol y las noticias del día, ya que era propietario de un receptor de radio Franklin Argentina, que transmitía en onda corta y larga. Funcionaba a batería. La peluquería llevaba el nombre de “Peluquería No. 1”. Allí se preparaban los asados a la parrilla para amenizar aquellas jornadas de integración social en Misiones.
La mayor parte de los músicos que venían a actuar con las pistas de baile de San Ignacio formaban parte de su círculo de amistad. Su condición de animador de fiestas y muchos de los músicos se hospedaban en su casa, principalmente cuando caí la lluvia y la ruta quedaba inhabilitada.
Escribió varios versos, algunos fueron grabados en discos por grupos nacionales. Entre ellas destacamos: Recuerdo, Nostalgia de un Bohemio, A los descendientes Romero, María de la Paz, A la heroína, Aymo´a yhagui, Ñande Guerra roguare, Mbaepa Corochire (dedicado al también ilustre Ernesto Rodas) y uno dedicado al autor de la presente obra: “A Camilo Cantero”.
Reconocido en vida por la Municipalidad de San Ignacio, recibió la condecoración el domingo 13 de febrero de 2000 en el escenario principal de Serenata Folclórica a San Ignacio Guazú. El 23 de abril de 2003 se inauguró una Biblioteca que lleva su nombre en el Barrio San Salvador. Falleció el 17 de diciembre de 2003 con la tranquilidad propia de los hombres que pueden afirmar “deber cumplido”.

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