Disertación realizada ésta mañana en la Casa del Maestro de San Ignacio.


Cuando la patria se viste de gala y se apresta para conmemorar acontecimientos que quedan impregnados en la retina de sus hijos, los educadores debemos replantear nuestra tarea, de manera a descubrir y re descubrir los temas relacionados con nuestra vocación.

Los dos siglos de existencia del Paraguay, no nos puede sorprender con la espantosa quietud de un pueblo sin perspectivas y mucho menos desde el segmento del cual se esperan las transformaciones positivas de la sociedad actual.

Es por ello, que con mucho gusto, recibí y acepte la invitación que me cursara el compañero Osvaldo Mazacotte en su carácter de Presidente de la Asociación de Educadores Ignacianos y compartir alguna línea de pensamiento acerca de lo que desde nuestra perspectiva consideramos que debemos rescatar y poner en relieve en éste año donde el Paraguay recuerda dos siglos, desde aquí, la tierra de los cuatro siglos y dos años de existencia.

No deseo profundizar, ya sobre lo afirmado por la señora intendenta municipal Lic. Adelma Salas de Ruiz y del presidente de la Junta Municipal Prof. Máximo Génez, pero solo quiero dejar constancia que acá, en la histórica tierra misionera, donde se experimentó lo más cercano a la sociedad perfecta, recordamos los dos siglos del Paraguay, pero sin renunciar a nuestro rico pasado guaraní jesuítico.

Parafraseando a la justificación de la FEP, eso es nuestro “texto, pretexto y contexto”, ya que con ello también analizamos los sueños y esperanzas de los forjadores de nuestro pueblo, de nuestra identidad cultural y de la manera en que se sistematiza toda la corriente del pensamiento guaraní jesuítico hoy en las aulas de nuestras praderas y tranqueras de Misiones.

Esa es la diversidad que nos enorgullece. Dentro de la República del Paraguay, mirando hacia el sur, existió una avanzada civilización que pudo superar persecuciones, odios, rencores e incluso la expulsión de los jesuitas. Y esa civilización tuvo como sede ésta ciudad, se proyectó a otros pueblos como Santa María, Santa Rosa, San Ignacio del Caaguazú o Santiago y se expandió por tres países de esta parte del continente.

De hecho Misiones fue abandonada por el Paraguay. Con aquel decreto de fecha 26 de marzo de 1870 cuando el Gobierno Provisorio, formado por Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga y José Díaz de Bedoya, impuesto por los aliados y afín al interés de los invasores, ordenara el abandono de Misiones y que sus pobladores se afinquen hacia el lado norte del Tebicuary. Pero aún, en dicha circunstancia los misioneros defendieron lo suyo y siguieron en ésta tierra abandonada e ignorada por los gobernantes de Asunción.

Por ello, también coincidimos en que ésta celebración es una oportunidad para éste tipo de miradas retrospectivas. Más aún, cuando desde Misiones deseamos proyectar el futuro. He aquí, que resaltamos la importancia del aporte de los hijos de Misiones en la patria, que aún cuando en principio lo abandonó con aquel decreto de marras, fueron los hijos de ésta tierra quienes tuvieron protagonismo fundamental incluso en algunos sucesos de la historia del Paraguay.

Fue un misionero, de Santa María, José Agustín Molas uno de los ideólogos de la Independencia Patria. Religioso, fue cura párroco en su pueblo. Capellán de las fuerzas que enfrentaron a las tropas argentinas comandadas por Manuel Belgrano. Sirvió ejemplarmente auxiliando a los heridos y hasta tomó las armas cuando la situación lo requirió. Son conocidas las conversaciones que mantuvo con Belgrano luego del armisticio del 10 de marzo de 1811. Allí expuso con claridad la posición paraguaya. Después de la revolución del año 1811 fue designado capellán del ejército paraguayo. Líder intelectual junto a José Gaspar Rodríguez de Francia y Fernando de la Mora de la gesta independiente.

Fue una misionera. Nacida en Yabebyry. Al sur del lugar de donde nos encontramos. Juanita Pesoa, la primera gran novia del Mariscal Francisco Solano López a quien acompañó en los momentos más trágicos de la historia. Es una ignorada por la historia oficial.

Fue un pastor de nuestra Iglesia Católica. El Monseñor Pastor Bogarín Argaña, misionero, que desde San Juan Bautista en el Concilio Vaticano II propusiera una línea de pensamiento que modificó los viejos vicios conservadores de algunos sectores de su misma Iglesia. Fue él, quien propuso que la Iglesia Católica, haga una opción por la pobreza.

Misiones también a lo largo de estos dos siglos cobijó a ilustres hombres de la intelectualidad universal. Fue en Santa María, a diez kms. de este lugar donde durante una década,  el sabio francés Amado Bompland se reencontró con la vida, dejando descendientes hasta la fecha.

Fue en la histórica Yabebyry, donde Rafael Barret se refugiara por más de un año y donde surgiera la inspiración de su más prolífica labor intelectual como El Dolor Paraguayo y Moralidades Actuales.

Fueron cuatro misioneros. De acá, de ésta ciudad, San Ignacio Guazú, quienes acompañaron al Gral. San Martín en su conquista de los Andes y la independencia de varios países de Latinoamérica.

Fueron seis ignacianos los que combatieron hasta Cerro Corá con el Mariscal Francisco Solano López, entre ellas, las dos escoltas de Madama Lynch, María del Socorro Palacios y Toribia Acosta.

Fue Misiones la cuna de Agustín Pío Barrios, Mangoré el más universal de los pobladores de ésta tierra roja. Fue un florideño, el Dr. Luís Alberto Riart Vera el único misionero que hasta la fecha llegó a la presidencia de la República. Fue un hombre que hacía oficina en Santiago, Norberto Ortellado quien redactara el primer boceto para el Himno Nacional del Paraguay.

En fin, fueron tantos los misioneros que hicieron patria desde ésta tierra, y que este Bicentenario es el motivo valedero para recordarlos e inmortalizar la memoria de los mismos.

También tuvimos nuestros momentos de flaqueza. La brutal represión en un tiempo similar a estos días que vivimos, pero del año 76. Cuando un martes santo como hoy, fuerzas represivas sin orden judicial atropellaban humildes ranchos campesinos, detenían a líderes de las Ligas Agrarias Cristianas y entre ellos, doce en total, no contaron la historia, varios de ellos, aún sus cuerpos siguen enterrados en algún paraje oculto de nuestro departamento. El Bicentenario también es eso: recordar los errores del pasado para no volver a repetirlos.

Por ello, también deseo intentar una respuesta a las interrogantes que plantea la FEP en la justificación de su proyecto. ¿Qué pensaron los próceres de mayo acerca de la educación?. Y lo respondo igualmente con preguntas. ¿Pensaron en una educación liberadora o una educación para sostener un sistema injusto y opresor?

¿Qué perfil ciudadano esbozaron?, es la segunda pregunta de la FEP. Y la respuesta intentamos construir el jueves pasado con los compañeros colegas de Ciencias Sociales en el Foro Regional organizado por el MEC en la Municipalidad local. Ahí, hemos dicho, que debemos construir ciudadanía, debemos enseñar a pensar, nosotros los educadores debemos comenzar a aprender a pensar. Hoy ratificamos dicha propuesta como respuesta a la interrogante.

¿Qué condiciones establecieron para el ejercicio de la docencia?. La docencia debe ser libre. El educador como líder que es, debe estar consustanciado con la causa que abraza y principalmente su deseo de construir una sociedad mejor.

¿A qué se vieron forzados los docentes para defender su dignidad como persona?. Y nos hemos visto forzados, porque yo también soy educador, a luchar. La lucha es un método al que en forma diaria, permanente, sostenida recurre el educador. La misma lucha desigual, que varias veces intentó amilanar a los compañeros, es tan necesaria, porque la personalidad del educador se forma en los más recónditos sitios de la república, donde parece que sólo él y su circunstancia permiten modificar el status quo. Ello también viene a responder a la siguiente pregunta de ¿Cómo ejercieron y ejercen sus derechos los docentes?

Finalmente, ¿Cómo se construye la nación en este proceso?. Y se construye de ésta manera. De la misma manera que el jueves pasado hemos dicho que debemos construir. Con contenido y compromiso. Debemos contribuir en la construcción de un Paraguay más democrático, inclusivo, solidario y hospitalario.

Y el “contenido y compromiso vamos ir descubriendo a medida en que insistamos en los contenidos locales y regionales. Es una batalla, pero de aquellas ganables, porque tenemos las ventajas de éste tipo de foros, tenemos la ventaja de estar en el aula, debiéndonos convertirnos en verdaderos batallones intelectuales para construir una sociedad más justa y equitativa”.

Destaquemos el valor del conocimiento y del “re-conocimiento” en la construcción de la identidad de los grupos. Identidad que –en definitiva— es la base del sentido de pertenencia al medio primigenio; que conforma o determina a su vez el sentido de Patria que tanto promovemos en la escuela.

Es por ello, que para terminar deseo ratificar el compromiso de los gremios con la sociedad y la patria. A medida que se enfatice en la organización de éste tipo de encuentros, vamos ir
construyendo ciudadanía sustentada y afirmada en la base del libre pensamiento. Esa es una de las claves. Y que sirva éste Bicentenario para enarbolar las banderas de lucha por la dignidad de toda la sociedad paraguaya en base a los que hemos sido, somos hoy y seremos mañana.

De esa manera, dentro de cien años, cuando otras generaciones vengan a reflexionar ya en festejando el Tercer Centenario del Paraguay, el V Centenario de las Misiones Jesuíticas, con justeza dirán por nuestra generación: Misión cumplida!!!!.



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