El dirigente campesino asesinado por las fuerzas represivas: Martín Rolón Centurión. Ilustre No. 122.


122-       Martín Rolón Centurión. San Ignacio. “El hombre que dio su vida por sus ideales”. Este Bicentenario de la patria es un momento ideal para analizar nuestro pasado desde una perspectiva inclusive crítica. El revisionismo es una tarea tan esencial para reconocer las equivocaciones de los hombres que nos precedieron, de manera a no volver a caer en ese tipo de actitudes. El odio y rencor de un sistema injusto y perverso, hizo que compatriotas paraguayos y compueblanos misioneros sean perseguidos por pensar en forma distinta a quienes circunstancialmente tenían el poder.
Uno de ellos es nuestro ilustre de la fecha. Martín Rolón Centurión. Un hombre consustanciado con las causas populares y que fuera vilmente asesinado en Lambaré, por las fuerzas del orden que lo buscaban para el efecto.
En una interesante entrevista de la periodista Elvira Olmedo Zorrilla del Diario ABC Color y publicada el 6 de febrero de 2010, la hija de nuestro ilustre, Yudith Rolón Jacquet (34), testimonia gran parte del historial de vida del mismo. Ella, tenía solo 8 meses cuando su padre desapareció, siendo apresada con su madre y sus dos hermanos en el Departamento de Investigaciones.
“Era el amanecer del 4 de abril de 1976 cuando su padre desapareció. Su casa en Lambaré fue allanada por la Policía. Su madre, Dominga Stella Jacquet de Rolón (fallecida hace 6 años en un accidente), y sus dos hermanos: Mirtha Gladys (2 años) y Hernán (4 años), salieron de la casa y fueron llevados al Departamento de Investigaciones, donde había muchos torturados. Luego de tres meses de intensa gestión del Comité de Iglesias y organismos de derechos humanos, fueron liberados”, señala la nota periodística.    
“Tenía solo 8 meses cuando mi madre y mis hermanos fuimos apresados y mi padre, Martín Rolón, desapareció desde entonces. Recuerdo con gran dolor y tristeza mi infancia con mi madre, abuelos y tíos. Además la gran esperanza y fe que teníamos en la posibilidad que mi papá vuelva algún día con nosotros”, agrega.
  “Toda mi familia fue torturada. Fueron violados todos nuestros derechos. Pero esos sufrimientos, lejos de amilanarme, me sirvieron de soporte en mi vida adulta para comprometerme con más fuerza con los derechos humanos”, significó. 
 Recordó que eran perseguidos en la época de la dictadura porque su padre, Martín Rolón, que era diácono, pertenecía a las Ligas Agrarias Cristianas y a la Organización Político Militar (OPM). En aquel entonces era un delito muy grave estar en contra de la dictadura. “Mi padre tuvo entrenamiento militar en la Argentina porque después de muchas luchas estaba convencido de que solo con la lucha armada se podía derrocar al dictador Alfredo Stroessner, como ocurrió en 1989”.   
“El allanamiento en la madrugada del 4 de abril se realizó porque Carlos Braña cayó en la madrugada del 3 de abril de 1976 y confesó bajo tortura que tenía que encontrarse con mi padre, Martín Rolón, que era integrante de la OPM. Entonces se procedió al allanamiento de mi casa y tiraron gases lacrimógenos, continuó con la detención de Mario Schaerer Prono y Carlos Da Costa, quienes después fallecieron a manos de la policía de Stroessner”.   
 “Mi padre se despidió de mi madre con la recomendación de que los hijos podamos estudiar y ser personas de bien, honestas, luchadoras. Que nunca despreciemos a la gente pobre, a los campesinos, y que luchemos por el respeto de la dignidad humana. Y aprendimos muy bien la lección de mi madre y mis abuelos. Por eso actualmente todos trabajamos de alguna u otra forma en defensa de los derechos humanos”. 
“El ejemplo de entrega y fortaleza de mi padre nos sirvió de rumbo para encauzar nuestras vidas. Mi padre era diácono y uno de los dirigentes de las Ligas Agrarias Cristianas, que eran organizaciones muy católicas. Se reunían los campesinos a leer la Biblia, trabajaban en escuelas comunitarias y cooperativas de producción, todo en favor del bien común. Eso molestó mucho a la dictadura porque los que no estaban con ellos estaba en contra de ellos, según decían”, recordó Yudith Rolón.    
Nuestro ilustre de la fecha, según el informe de la organización Amnesty Internacional y las Naciones Unidas falleció en el enfrentamiento armado en Lambaré el 3 de abril de 1976.
“Papá falleció esa misma noche del allanamiento, es lo que sostiene el Estado. Pero sus restos nunca aparecieron. Según la Policía el cuerpo de mi padre fue entregado a sus familiares, y no fue así. Estoy segura de que estará enterrado en alguna tumba clandestina, por eso vamos a continuar con las excavaciones”, sentenció. 
Los años de la dictadura, representaron para los familiares de nuestro ilustre y principalmente su hija entrevistada por el periódico citado, mucha tristeza, lágrimas, recuerdos muy tristes, “las Navidades y los cumpleaños recuerdo que mi abuelo rezaba en la mesa pidiendo saber qué pasó con mi padre. Recuerdo que mi abuelo Juan Rolón se iba todos los días junto al entonces ministro del Interior, Sabino Augusto Montanaro, para que le reciba, y nunca fue atendido hasta que un día el mismo Montanaro le dijo: ‘Don Juan, anda descansá en tu casa, si no te va a pasar lo mismo que le pasó a tu hijo’. Y a partir de ese momento  abuelo no se fue más para tener noticias de mi padre y se fue consumiendo día a día, sin perder la fe de verle nuevamente a su hijo desaparecido”. 
“Lo peor del caso es no saber dónde ir a prenderle una vela a mi padre y nos sacaron la oportunidad de disfrutar de su presencia solo porque tenía ideales diferentes al gobierno de la época”.    
Indicó que su madre les informaba que cuando salieron de Lambaré con su mamá fueron llevadas por la policía solo con la ropa puesta. Al recuperar la libertad, tres meses después habían perdido todo. Entonces los integrantes del Comité de Iglesias les adquirieron una casita en el barrio Santo Angel de Misiones. Allí estuvieron hasta la mayoría de edad.    
Una historia de vida de un hombre que forma parte de nuestra galería de los ilustres, por haber dado su vida en defensa de sus ideales. La memoria colectiva y un asentamiento campesino inmortalizan su nombre.

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